Apuntes

Los sindicatos pierden crédito

Muchos ciudadanos se echaron a la calle para protestar contra la reforma laboral y los recortes, pero al mismo tiempo recriminaban su actitud a los convocantes

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La lectura de la jornada de huelga vivida ayer, tanto en la provincia de Cádiz como en todo el territorio nacional, tiene -como siempre- muy diversas lecturas. El día amaneció sin apenas actividad, pero a medida que fueron pasando las horas, la normalidad se fue apoderando de prácticamente todos los municipios de la provincia. Tal y como se había anunciado en las horas previas, el paro en los grandes sectores productivos, como la industria, fue total. En educación y sanidad funcionaron los servicios mínimos sin ningún tipo de problemas, así como en los transportes. En los comercios y la hostelería, principal 'objetivo' de los piquetes, apenas hubo seguimiento, sobre todo por la tarde. Una huelga, pues, descafeinada que, además, en la capital tuvo un matiz especial: Cádiz está prácticamente 'tomada' por la policía con motivo de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, lo cual contribuyó sin duda a que no se registrara ningún incidente digno de ser reseñado.

Otra cosa distinta ocurrió con las manifestaciones convocadas con motivo del 14-N. Ahí sí se pudo medir con mayor precisión del nivel de hartazgo de buena parte de la ciudadanía, tanto con la reforma laboral como con los recortes. Miles de personas se echaron a la calle para protestar. Lo cual también tiene multitud de lecturas y posibles interpretaciones. Una de ellas, sin duda, es que los ciudadanos también están hartos de los sindicatos. Una de las críticas que más se escucharon ayer es que pocos son ya los que se sienten identificados con ellos. 'Se me ocurren muchos motivos para ir a la huelga, pero ninguno para apoyar a los que la convocan', rezaba un slogan ayer por las redes sociales. Sin duda, un buen resumen de lo que se vivió ayer.