PAN Y CIRCO

¿SONÓ LA FLAUTA?

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El optimista tiene argumentos para sentirse como tal, pues si tenemos en cuenta que la plantilla del Cádiz se hizo contrarreloj y con unos jugadores que -casi todos coinciden en señalar- no están ni de lejos al nivel de los que Quique Pina reunió para su desembarco gaditano; todo apunta a que la sonada victoria ante el líder nos acerca más a las prestaciones que hay que exigirle a un equipo obligado a meterse de cabeza en la fase de ascenso a Segunda A. El pesimista también tiene sus razones para seguir sin lanzar las campanas al vuelo. Todo pasa porque no podemos medir el verdadero potencial de los hombres de Monteagudo por un solo partido. Si fuera así, habría que buscar un punto intermedio entre la penosa imagen ofrecida ante el UCAM y el ilusionante resultado cosechado frente al Cartagena. Ni el Cádiz es tan malo como lo pintaba la imagen ofrecida en el terreno del farolillo rojo ni tan bueno por el resultado tan abultado que le endosó al hasta entonces líder invicto. Lo que sí sería de desear es que Alessandro Gaucci tome muy buena nota de las carencias (que las hay) de una plantilla que, a pesar de todo, sigue ofreciendo serias dudas sobre su verdadera valía y eso que volvemos a estar enfrascados en un Grupo IV que destaca por su igualdad y la floja categoría de los rivales. También sería conveniente que Florentino Manzano ofreciera señales inequívocas de que estos señores italianos han venido a tierras gaditanas con un proyecto serio bajo el brazo y no de vacaciones para lucir palmito, pelucos y ciertos gestos que hasta la fecha han resultado bastante sospechosos sobre el verdadero talante de quienes gestionan la entidad cadista. La solución a todas estas dudas puede estar en el mercado de invierno; momento en el que a estos personajes no les quedará más remedio que quitarse la catera y demostrar cuáles son sus verdaderas intenciones con el Cádiz CF.