Los nacionalistas mejorarán sus resultados pese a la división

El nacionalismo gallego llega dividido a las elecciones, pero, pese a la fractura, todo apunta a que resistirá e incluso mejorará sus resultados. El Bloque Nacionalista Galego con Francisco Jorquera, otro candidato al que no sobra carisma, se juega la primacía con la Alternativa Galega de Esquerda, coalición que une a Esquerda Unida, Anova, Equo y Ecogaleguistas, y cuya figura más conocida es el incombustible y controvertido Xosé Manuel Beiras.

Ambas formaciones han tratado de aprovechar en el último tramo de la campaña la ola del Prestige. La apertura del juicio por el desastre medioambiental de hace diez años volvió a echar a la calle a los restos de la plataforma 'Nunca mais'. Los nacionalistas, uno de los principales actores de este movimiento, volvieron a recordar las, a su juicio, responsabilidades en aquella catástrofe del PP, partido que gobernaba en Santiago con Manuel Fraga y en Madrid con José María Aznar.

El BNG ha huido en la campaña de la grandilocuencia independentista y se ha centrado en un discurso de corte económico y social para denunciar la política de recortes de Alberto Núñez Feijóo y Mariano Rajoy. Una estrategia que no es dañina para los socialistas, que serían sus eventuales socios de gobierno en caso de que el PP no revalide su mayoría absoluta. Una alianza que ya se formalizó entre 2005 y 2009 en el Gobierno bipartito que presidió el socialista Emilio Pérez Touriño con discutible éxito. Jorquera ha evitado el mensaje soberanista y a lo más lejos que ha ido es a reclamar un pacto fiscal para que Galicia recaude y gestione sus impuestos.

Alternativa Galega de Esquerda ha desplegado un discurso muy agresivo contra Feijóo, en el que no han faltado alusiones al franquismo. Intenta rentabilizar, además del tirón de Beiras, la tendencia al alza de IU y aspira a captar votos de los socialistas como ocurrió en las generales.