Un voluntario recoge chapapote en una playa de Muxia. :: A. ESTÉVEZ / EFE
Sociedad

Prestige, deberes pendientes

Diez años después, 10.000 toneladas de fuel siguen almacenadas sin tratar

MADRID. Actualizado: Guardar
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La marea negra del Prestige cumple diez años. Una década desde que los cientos de miles de voluntarios ataviados con monos blanco realizaran una ímproba tarea de limpieza. De que el chapapote acabase con miles de peces y aves marinas. De que cientos de pescadores de todo el Cantábrico vieran arruinado su trabajo sin poder faenar mientras aparecían miles de aves y peces muertos. De los 'hilillos' de plastilina y el 'Nunca Mais'. En esta década había muchos deberes por hacer. Y no se hicieron. Los ecologistas denuncian el incumplimiento de las medidas de prevención que evitarían otra catástrofe. La «impunidad» de los políticos a la espera de un juicio todavía no celebrado -comienza el próximo martes-. Y la falta de un plan para limpiar las zonas todavía cubiertas de fuel en el fondo marino.

«Hubo un accidente, pero decisiones políticas agravaron la catástrofe», explica Teo Oberhuber, responsable de Ecologistas en Acción. Desde esta asociación recuerdan que la medida fue la peor que se pudo tomar. El Prestige se hundió a 28 millas de la costa de Finisterre el 13 de noviembre de 2012 vertiendo 77.000 toneladas de fuel. «Cuanto más lejos fuera el vertido, a más costa afecta», explicó Oberhuber. El responsable de esta decisión fue el entonces director general de Marina Mercante, José Luis López Sors, el único político que se sentará en el banquillo de los acusados en el juicio que comenzará el próximo martes. Los ecologistas denunciaron la «impunidad» del resto de políticos que gestionaron la crisis. Sobre todo en contraposición con lo ocurrido en el caso del naufragio del petrolero Erika en 1999 frente a las costas francesas.

Sors se enfrenta a una condena máxima de cinco años de prisión por un delito de contaminación. Los otros tres acusados son miembros de la tripulación del Prestige: el capitán del barco, el jefe de máquinas y el primer oficial. Se enfrentan a doce años de cárcel por delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente. El macro-juicio que se celebrará en la Audiencia Provincial de La Coruña está programado para siete meses. El retraso se debe en gran parte a que solo en la fase de instrucción participaron nueve magistrados distintos. Y es que todas las cifras son mareantes. Se han personado 2.000 acusaciones, el sumario consta de 190 tomos y 270.000 folios, acudirán 98 peritos y 135 testigos. El Estado español está presente como acusación, contra los tripulantes del buque, y como responsable subsidiario.

Ecologistas en Acción alerta de que no se han sentado las bases legales para evitar un nuevo vertido. El tráfico de petroleros monocasco prosigue. Al igual que las banderas de conveniencia, lo que dificulta identificar a los verdaderos responsables en caso de una catástrofe. Por ejemplo, el Prestige era propiedad de una sociedad con sede en Liberia, tenía bandera de Bahamas y la mercancía que transportaba pertenecía a una sociedad comercial registrada en Gibraltar.

Problemas de salud

Además, los miembros de la entidad mostraron su preocupación por los recientes estudios que señalan un aumento del riesgo de padecer cáncer de los voluntarios que limpiaron el chapapote. Durante estos trabajos inhalaron una mezcla de productos químicos derivados del fuel que provocaron problemas respiratorios y, según nuevas investigaciones, elevadas tasas de alteraciones cromosómicas. «En la maleta solo llevábamos las ganas de ayudar», explicó Oberhuber, quien recordó que las mascarillas que les repartieron durante la primera semana eran ineficaces.

Los ecologistas también denunciaron la falta de limpieza de muchas zonas del litoral cantábrico afectado sin que ningún gobierno haya elaborado un plan para corregirlo. «Todavía hay mucho chapapote enterrado en arenales y fondos marinos», aseguró Oberhuber, quien reconoció que diez años después siguen sin conocerse todas las consecuencias medioambientales del vertido. De hecho, gran parte de las 90.000 toneladas de residuos recuperadas (la mitad de ellas eran tierra) siguen sin tratarse. En la planta coruñesa de As Somozas se almacenan 10.000 de ellas a la espera de que alguna administración subvencione su tratamiento.

Para recordar los diez años del desastre, desde Ecologistas en Acción han preparado varias campañas. Por ejemplo, en Facebook han creado el evento 'Yo limpié chapapote'. «El objetivo es que los voluntarios que acudieron a limpiar la costa intercambien experiencias, opiniones o compartan fotos», explica Nerea Ramírez, responsable de la iniciativa. Además, el 16 de noviembre celebrarán un encuentro de voluntarios en Madrid.