PAN Y CIRCO

MADE IN CÁDIZ

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Suso comienza a dejar detalles de todo el fútbol que es capaz de ofrecer a la Premier desde que ha dado con un entrenador que ha confiado en lo que ya vieron quienes decidieron que Cádiz se le quedaba muy pequeña. Un capítulo más de esa historia que nos narra las peripecias de un chaval que anuncia su estado de gracia en los terrenos de juego gaditanos, pero acaba emigrando para triunfar y -lo que no es moco de pavo- ganar muchísimo dinero.

Bastantes se beneficiarán de la jugada. El club de origen, su representante, su familia y el club de destino, si finalmente hace valer el derecho que le han concedido sus ojeadores.

Pero el que tiene todas las papeletas para ser algo en este mundo de tiburones es el propio protagonista y los indicios señalan que Suso cumple con un mandamiento fundamental para llegar muy lejos: tener la cabeza muy bien amueblada. Recuerdo perfectamente el caso de Reyes, ejemplo perfecto de cómo un personaje con el cerebro de una nuez puede tirar por la borda una carrera profesional que apuntaba a lo más alto y que acabará, como muchas otras, siendo pasto de la prensa amarilla.

El sevillano se hizo un nombre en el club de Nervión y desde Inglaterra, lugar donde entienden a la perfección que hay que seguir con lupa los pasos de cualquier joven que despunte a las primeras de cambio, apostaron por él. El problema fue que el muchacho es de los que llegan a Londres y se quejan del idioma y el frío. Pues nada, mejor haberte quedado dándole al balón en el Utrera aunque después el nene no se cortaba un pelo, vacilando de Ferraris y Mercedes en Sevilla y Madrid . En Liverpool no parece que se vaya a repetir la historia. En el club ya piensan en renovar a Suso y al Cádiz le quedan el consuelo económico y pensar que pasan los años, pero sigue pariendo unos futbolistas que bien guiados y con dos dedos de frente acaban siendo grandes figuras.