Carmen Pinós, durante un momento de su presentación. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

«Todo lo que me pasa lo canalizo a través de mi obra»

La catalana Carmen Pinós explica su forma de encarar la arquitectura a través de algunos de sus proyectos más emblemáticos

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Original, enérgica, diferente, como su obra. Así se mostró ayer sobre el escenario del Gran Teatro Falla Carmen Pinós (1954, Barcelona), donde pronunció una conferencia en la que desgranó algunas de las características esenciales no solo de su arquitectura, sino también de su forma de ver la vida, de enfrentarse a los retos, de redescubrir el entorno en el que se mueve. Y todo esto lo hizo sobre la base de algunos de sus proyectos más conocidos.

Tal como dijo el arquitecto portugués Joao Alvaro Rocha, que fue el encargado de presentarla ante los participantes en la VIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Cádiz, «su personalidad refleja su obra». Eso quedó patente nada más iniciarse su conferencia. Antes de hablar quiso zanjar un asunto que le preocupaba: la luz. Pidió que apagasen focos, que encendieran otros, todo hasta conseguir la iluminación perfecta. «Con esta luz no puedo hablar», dijo. Y es que Carmen Pinós está «obsesionada con la luz, con abrir las ventanas, con que el exterior se cuele en el interior».

Sus proyectos más reconocidos huyen de la geometría perfecta, de las líneas rectas, de lo convencional. Un ejemplo claro de ello es la Torre Cube, en Guadalajara (México). Sobre este edificio habló largo y tendido. Explicó como refleja su manera de trabajar. «La arquitectura nace del diálogo con el contexto físico, no solo del encargo humano», explicó, y eso es algo que desde el inicio marcó su proyecto. El contexto físico en este caso era «un descampado enorme, un terreno pendiente de recalificar» y el encargo era «un edificio singular». A partir de ahí Pinós jugó con una tremenda libertad creativa, teniendo siempre en mente «el clima de Guadalajara, donde siempre es primavera. Mi obsesión era conseguir un edificio que no necesitara aire acondicionado, basarme en el sentido común». Surge de inmediato un concepto clave en la trayectoria de la arquitecta catalana, la sostenibilidad.

La Torre Cube es un edificio grande, monumental, que se expande a partir de tres columnas de oficinas y que está repleta de pequeños trucos constructivos que le permiten ganar en sensación de altura. Es un edificio hecho sin miedo, algo que, según dijo Pinós, se puede hacer en Latinoamérica, pero no en Europa.

Grandes proyectos

Y de ese proyecto, ya finalizado, del que ya habló en Cádiz hace tres años, pasó a hablar de dos grandes hitos en su trayectoria que aún están pendientes de finalización. La Torre Cube II, también en la localidad mexicana de Guadalajara, y el edificio Caixa Forum de Zaragoza.

Sobre el primero de ellos, situado muy cerca de la primera de sus torres, explicó cómo ha cambiado el contexto en el que se construye. Esta vez el reto es el de conseguir destacar en medio de un mar de grandes moles de hormigón, y para ello ha proyectado una torre con dos plantas triangulares, en el que la escalera sale del interior y se convierte en un elemento escultural, con una fachada espectacular, aunque de coste reducido.

Respecto a Caixa Forum, plantea un edificio en el que juega con distintos efectos para que la construcción parezca más compleja de lo que es. Un proyecto llamado a ser «una puerta al parque que debe unir el casco histórico de Zaragoza con un barrio obrero que siempre han separado la vía del tren».

Lo común en todos los casos es el deseo del arquitecto de dignificar el entorno, porque esa es justo una de las obligaciones y las vocaciones del profesional, «volver bonito lo feo que te rodea».