CÁDIZ

González Cabaña mete cizaña con Sevilla hasta el pitido final de su último congreso

Se declaró «maniatado» por la dirección de Griñán y aseguró que «así no se puede vivir ni trabajar»

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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El secretario provincial del PSOE de Cádiz saliente, Francisco González Cabaña, se mostró polémico y enfrentado con la dirección regional de José Antonio Griñán hasta en su último discurso. Incluso en su intervención de despedida, ya que los estatutos le impedían renovar como secretario general del PSOE provincial tras doce años en el cargo, aseguró que se marchaba a gusto, con ganas de abandonar el cargo pero «no porque se me cuestione, sino porque se me maniata desde poderes superiores del partido».

Dijo sentirse «liberado» por volver a ser un militante de base y «recuperar mis derechos» para poder aportar sus ideas y sus críticas «sin ningún corsé». Durante su intervención en el XII Congreso Provincial ordinario del PSOE de ayer en Chiclana añadió que pese a los «sinsabores» no reniega «ni un segundo» del tiempo que ha tenido la condición de secretario provincial, experiencia que le ha «enriquecido de una manera increíble». Dentro de su tono polémico, se despidió con un particular agradecimiento: «Gracias a los que me han querido mucho, gracias a los que me han querido poco y muchas gracias a los que no me han querido nada, porque su opinión me ha servido para intentar superarme cada día».

Como mensaje a los candidatos, tanto a Irene García -más afín a la Ejecutiva Regional y por tanto enfrentada a Cabaña- como a Rafael Quirós -el candidato respaldado por él-, el dirigente socialista saliente lanzó un mensaje críptico al denunciar «cuántos crímenes se cometen en nombre de la renovación», señalando que lo que el partido necesita es «innovación, innovar su equipo humano para adaptarse a las circunstancias», sobre todo cuando son «especialmente duras».

González Cabaña confesó que en los últimos tiempos ha tenido sobre su cabeza «dos espadas de Damocles»: que pudieran destituir a los delegados de la Junta «afines» a él -como ocurrió con Gabriel Almagro, cuyo cese provocó la dimisión de Luis Pizarro- y que se pudiera crear una comisión gestora en el PSOE de Cádiz.

Afirma que «así no se puede vivir, ni trabajar», ya que «todas las energías se van en intentar defender los derechos de la mayoría en la provincia emanados de un congreso», y que «nunca se ha rebatido con una moción de censura al secretario general», que es lo que, según los reglamentos, sus detractores tendrían que haber hecho.