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Esperando el purgante

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De nuevo jugando a las adivinanzas, a las pistas. Se sabe que en unos días habrá grandes recortes, pero aún se desconoce por dónde va la línea de puntos. Depende del ministerio o departamento que filtre la noticia, depende del momento, depende de si llueve o está despejado.

Recopilación: la disminución del déficit oscilará entre los 30.000 y los 100.000 millones de euros, que ya es horquilla amplia. Y habrá rebaja de la masa salarial de los funcionarios, bien porque se baje el sueldo a todos ellos, bien porque se reduzca su número. ¿Cuántos menos? Entre 100.000 y 300.000 mil despidos. Depende también del cierre de las empresas públicas, que se cerrarán, aunque se desconoce si serán las del Gobierno o las que cuelgan de las comunidades autónomas que, por cierto, volverán a sufrir un nuevo apretón.

Y se plantean subir el IVA general, reducido o superreducido, y aumentar algún punto los impuestos especiales, además de un recargo ecológico en el combustible. Y peajes en las autovías y fin de la desgravación por compra de vivienda. El Gobierno también estudia congelar las pensiones, adelantar el calendario de la jubilación a los 67 años y recortar el subsidio por desempleo en cuantía y en tiempo.

Ni siquiera la fecha se conoce de forma exacta. Se sabe a ciencia cierta que va a ser el próximo viernes y 13, pero con este Gobierno ni siquiera es ciencia cierta lo que parece ciencia cierta. Ayer mismo, el ministro Margallo anunciaba que las medidas «se concretarán en pocos días».

En general no se sabe cuándo y el cuánto solo se sabe de forma aproximada. Y aquí estamos esperando el purgante, sin saber cuál será, ni cuándo nos lo van a administrar, ni se vendrá en cucharadita o cucharón.

Lo peor es que da la sensación de que el Gobierno se mueve por la improvisación permanente y que tiene por norma de actuación las ocurrencias. Aquel Rajoy que presumía de ser predecible se está convirtiendo en una caricatura. Así no hay prima de riesgo que resista ni gobernado que aguante.