Angela Merkel departe con el presidente del Comité de los Católicos, Alois Glueck, y el arzobispo Robert Zollitsch, ayer en Mannheim. :: REUTERS
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Merkel ya tiene problemas en casa

Barones de su partido denuncian la frialdad con que ha fulminado a su candidato en las elecciones de Renania del Norte

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La canciller alemana, Angela Merkel, no solo se enfrenta en el G-8 a la presión internacional contra su política de austeridad a machamartillo. Ni a la oposición de los socialdemócratas (SPD) de su país. También empieza a escuchar voces discrepantes dentro de su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), circunstancia que no hace sino agravar las grietas de su debilitada alianza con los liberales del FPD en el Gobierno de Berlín. Las críticas han arreciado en casa tras el fulminante y frío cese del ministro de Medio Ambiente, el democristiano Norbert Röttgen, que fue decidido por Merkel el pasado miércoles tras el batacazo sufrido por aquel en los comicios del 'land' de Renania del Norte Westfalia. Algunos barones de la CDU, formación hermanada con la Unión Cristiano Social (CSU) de Baviera, sostienen que la derrota regional frente al SPD no se debió únicamente a la desafortunada campaña de Röttgen y han solicitado públicamente un debate sobre lo sucedido.

La propuesta llega cuando Merkel tiene que buscar apoyos para sacar adelante el pacto fiscal de la UE (déficit no superior al 3%), los cuales necesita tanto dentro como fuera de su país. Y llega también cuando la canciller discrepa con sus socios liberales en temas como los salarios mínimos o las ayudas por cuidar a los hijos. Algunas personalidades democristianas se han quejado esta semana de que Röttgen haya pasado «en unas horas» de ser «la esperanza» de la CDU, el protegido de Merkel e incluso el político que aspiraba a sucederla, a asumir el papel de «único responsable del desastre». Así lo resumió el presidente de la comisión parlamentaria democristiana en asuntos de Interior, Wolfgang Bosbach, en el diario Süddeutsche Zeitung. Opina que Merkel actuó «demasiado rápido» al defenestrar a Röttgen, cuando debió haber mostrado «humanidad» con él, concediéndole «una segunda oportunidad» y «no pisotearle» mientras «estaba tirado en el suelo». En su opinión, la CDU debería sentarse a «hablar en serio y en profundidad» sobre el histórico retroceso en Renania del Norte.

Bosbach no es el único democristiano que no comprende qué mosca le ha picado a Merkel, ya que es la primera vez que destituye a un ministro. Lo cierto es que el viceportavoz del Gobierno de Berlín, Georg Streiter, tuvo que salir al paso ayer de los rumores sobre presiones de los socialcristianos bávaros para relevar al titular de Medio Ambiente. Streiter aseguró que la canciller «tomó la decisión sola».

No obstante, esa versión contrasta con las declaraciones efectuadas por Merkel el pasado lunes, apenas unas horas después de los comicios celebrados en Renania del Norte, cuando defendió la continuidad de Röttgen en su Gobierno y la calificó de algo «necesario». Los hechos indican que algo le hizo cambiar de parecer un día después, tras una reunión mantenida en privado con el afectado. Y es que en una fría y escueta comparecencia ante los medios de comunicación en Berlín anunció que dejaba el Gobierno.

«El lado oscuro»

Para los socialdemócratas, la actuación de Angela Merkel es una exhibición del «lado oscuro» del poder. «Se ha revelado como una política fría. Esto dará otra imagen pública de ella», declaró el Ministro de Trabajo y Economía de Turingia, Matthias Machnig.

Es la primera vez que Angela Merkel solicita al presidente federal de Alemania que cese a algún ministro de su cargo y tendrá que dar explicaciones de ello, más allá de una rápidas frases ante los medios. De momento, la próxima semana, Merkel se reunirá por un lado con los líderes de los otros dos partidos en el Gobierno de Coalición, Seehofer y Philipp Rösler (FDP) y por otro, con el SPD, con la intención de buscar un consenso para el pacto fiscal.