Nicolas Sarkozy evoca la derrota

Cuando los sondeos le ven perdedor de las presidenciales el 6 de mayo, Nicolas Sarkozy evocó ayer por primera vez la eventualidad de una derrota en las urnas y la consiguiente salida del palacio del Elíseo. El candidato conservador a la reelección en la Presidencia de Francia trazó un paralelismo entre su carrera y la experiencia del atleta estadounidense Bob Beamon, que en 1991 cedió la plusmarca mundial de salto de longitud ostentada durante 23 años.

«Yo pienso que los récords están hechos para ser batidos. Y, por consiguiente, no se puede estar triste cuando alguien ocupa tu sitio porque de todas maneras es la regla», comentó Sarkozy durante una visita a la redacción del diario deportivo L'Equipe. «Es la regla para el deporte, para la política y para la vida: en un momento dado uno debe considerar que ha tenido la suerte de hacer lo que hay que hacer», reflexionó.

El mandatario saliente filosofó ante una fotografía de Beamon, campeón olímpico en los juegos de México-68 con un salto de 8,90 metros. Solo su compatriota Mike Powell logró mejorar cinco centímetros la marca en un pulso con Carl Lewis durante los campeonatos mundiales de Tokio en 1991. «Hay que ganar. Beamon había ganado, fue reemplazado. Yo creo que lo aceptó», observó el presidente-candidato, quien el pasado 8 de marzo confió en una entrevista que se retiraría de la política en la hipótesis de un revés electoral. No se puede descartar que Sarkozy, luchador infatigable que se crece con el castigo, juegue la carta del victimismo para tocar la fibra sensible de un país inclinado a simpatizar con los perdedores. Aficionado y practicante del ciclismo, conoce el 'efecto Poupou' con el que Raymond Poulidor conquistó el corazón del público francés a pesar de -o precisamente por ello- quedar siempre detrás de Jacques Anquetil, percibido como arrogante y altanero.

«Me hubiera gustado ganar el Tour gracias a una victoria en el Alpe d'Huez por delante del Merckx de la gran época», declaró ayer en France Inter. En una entrevista consagrada a temas deportivos, indicó que todavía guarda vivo el recuerdo del «drama absoluto» de la caída de Luis Ocaña en 1971. Y reconoció que su sueño infantil fue ser portero de fútbol «pero no daba la talla».

Evitar el KO

Los cuatro últimos sondeos publicados colocan al aspirante socialista François Hollande con hasta diez puntos de ventaja al adjudicarle entre el 54% y el 55% de las intenciones de voto. Fuentes de su entorno citadas por el diario Le Figaro apuntan que aborda la recta final de la campaña con la angustia del «boxeador que gana a los puntos» y solo le falta «evitar el KO en el último asalto». De ahí el consumado arte de la esquiva del fino estilista dialéctico en todas las entrevistas.

Especialistas en demoscopia juzgan totalmente contraproducente el giro táctico a la derecha del candidato conservador con la pretensión de reconquistar a los votantes de Marine Le Pen. Sarkozy obtiene en las encuestas los mejores trasvases potenciales de votos entre los electores del Frente Nacional, del orden del 47% al 53% según las distintas empresas. Pero esa aportación se considera insuficiente para inclinar la balanza de su lado y además espanta los sufragios centristas, que también le resultan necesarios.

En un artículo publicado ayer por el diario Le Monde, el ex primer ministro conservador Dominique de Villepin se declaró asustado por la tonalidad extremista de la campaña de Sarkozy, su adversario doméstico. Bajo el título 'La derecha me espanta, la izquierda me preocupa', considera un deber político advertir del «veneno mortal que amenaza a la derecha: el de la negación de sus valores, el sacrificio que nos da nuestra identidad». Pero el político incapaz de reunir los 500 avales para presentarse a las presidenciales y que nunca se ha sometido al sufragio universal no da consigna de voto.