A la mexicana le gustaría colaborar con Niña Pastori. :: LA VOZ
ENTREVISTA

«Tenemos la gran fortuna de recurrir a la fe»

Lila Downs CantanteLa heredera de Chavela Vargas presenta en el Gran Teatro Falla su último trabajo discográfico, 'Pecados y milagros'

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Su físico racial, impacta. Su acento y su voz, adormecen y despiertan a la vez. Su compromiso, fruto de la mezcla de sus raíces -de madre mexicana y padre estadounidense de ascendencia escocesa-, engancha. Lila Downs (Heroica Ciudad de Tlaxiaco, México, 1968) lleva en la sangre el espíritu revolucionario de su país. También en su música, un crisol de estilos y ritmos que reivindican el futuro de la cultura Lationamericana. Canta en español, en inglés, en portugués, incluso en gallego y, sobre todo, en cualquiera de las lenguas indígenas mexicanas. En sus letras, alaba al amor y a la alegría y restablece el lugar que merecen tener las mujeres. Este triángulo se ha hecho más fuerte en 'Pecados y milagros', el disco que presenta esta noche en el Gran Teatro Falla y que ha dedicado a su hijo. En él ofrece además versos a Zapata, al mezcal y a las mujeres, en especial a las molenderas, las encargadas de hacer en México las tortillas de maíz. Mientras, Lila Downs amasa éxito tras éxito.

-¿Qué diferencia 'Pecados y milagros' de sus trabajos discográficos anteriores?

-Este trabajo es un poco anecdótico con respecto a mi experiencia personal. He dedicado este disco a mi hijo, un niño que me ha renovado la vida en un momento en que me encontraba muy triste. Al mismo tiempo representa una expresión de lo que estamos viviendo en México, la frustración y rabia por nuestro sistema de leyes y con la realidad a la que estamos asistiendo. Creo que los seres humanos tenemos la gran fortuna de recurrir a algo que llamamos la fe, y en México le dedicamos a los santos los versos de nuestra fe. De eso se trata el disco, son los contrastes que vivimos en la vida.

-Entonces, ¿ha supuesto este disco una catarsis para usted?

-Sí, más que algunos otros, aunque el disco anterior también lo fue porque estaba en un momento bastante difícil como mujer. Tenía que sanarme, estaba un poco enferma físicamente y en éste álbum no tanto lo físico, pero sí más lo espiritual. Creo que también he buscado temas que a mí me dan aliento, que me suben, que me muestran la alegría de la vida y lo mucho que hay que celebrar por este regalo que tenemos. Es algo muy importante para mí porque siempre he sido una persona muy melancólica, entonces es muy sano para mí componer temas más alegres y que me levantan.

-¿Cuánto hay de pecado y cuánto de milagro en el álbum?

-Depende de la interpretación que le dé cada uno. Hay un poco de las dos cosas, hay realidades opuestas a las que vivimos a diario en nuestro pensamiento. De eso se trata el disco, de llevarnos a un lugar diferente de nuestra realidad cotidiana.

-¿Por qué está agradecida Lila Downs?

-Mi hijo ha sido una renovación en mi vida. Estaba muy triste por no poder concebir, fue muy terrible para mí. Me preguntaba, «¿a qué vine? No soy una buena mujer si no puedo tener un bebé». Entonces me encontré con mi hijo hace casi dos años y ha sido un regalo muy grande que la vida me ha dado. He tenido la oportunidad de vivir y sentirme renovada, de sentirme mujer y madre.

-Cumplido el sueño del hijo, ¿qué sería capaz de ofrecer y a cambio de qué?

-Yo soy peregrina de una virgen de mi tierra y voy cada año con mucha fe. Hago una manda, la cumplo y le voy a saludar. La llamamos la virgen de la limpia porque tiene mucho que ver con la renovación del espíritu. Lo hago por tradición, desde mi abuela, y me siento muy afortunada por ello. Lo cumplo por mis creencias, en lo visible y en lo no visible como lo he dicho en el disco. Estas canciones tratan de eso, de la necesidad, en un momento de desesperación, de recurrir a las emociones que nos pueden sacar adelante. En la gira que hemos tenido en México y EE UU he comprobado cómo el público llora.

-¿Ha incluido también nuevos ritmos y estilos en este trabajo?

-He mezclado estilos diferentes, algunos nuevos. Hace un año y medio tuvimos la fortuna de viajar a los Balcanes y eso ha sido un punto de inflexión en nuestra música, además de otras influencias de México.

-Como embajadora del folklore de su país, y ahora que Cádiz es la Capital de la Cultura Iberoamericana, ¿qué visión cree que tiene el resto del mundo sobre esta realidad?

-Somos pueblos muy diversos. Yo, por ejemplo, vengo de una región muy rica y diversa culturalmente. Solo en mi estado se hablan dieciséis idiomas diferentes. Ahora que muchos de nuestros países cumplimos el bicentenario de nuestra independencia, en Latinoamérica estamos en una redefinición de lo que representa ser argentino, mexicano, chileno... Es muy interesante porque de pronto te das cuenta de que está en tus manos el cambio de tu país, de cómo quieres que cambie y adónde quieres que llegue. Me parece muy interesante, además porque artísticamente forma como una caldera de cambios y cosas maravillosas.

-¿En qué medida ha influido España y Andalucía en su música?

-Muchísima. Andalucía fue el primer lugar al que llegamos. Recuerdo un viaje a Málaga hace nueve o diez años. El flamenco tiene mucho arraigo y corre por nuestras venas, en toda Latinoamérica, pero en México de una manera muy especial. Cada vez que vengo me encuentro influenciada por los grandes cantantes de esta región, por su poesía y su manera de ser. En mi país tenemos mucha afinidad con Andalucía. Ojalá en el futuro pueda colaborar con algún artista flamenco, posiblemente lo haga con la Niña Pastori, nos estamos conociendo.

-Hay dos temas principales en sus letras, mejor dicho, dos reivindicaciones: la mujer y la política. ¿Qué hay de cada una de ellas en este disco?

-En este disco hay un tema dedicado a las mujeres que muelen el maíz, que en Latinoamérica es un símbolo, bueno es nuestro sustento diario. Hay muchas mujeres, allí, sentadas en el mercado, vendiendo las tortillas; pero muchas veces no las tenemos en cuenta. Es un tributo a la gente que a veces olvidamos e invisibilizamos. Por otra parte, toda obra artística es política, porque estás percibiendo lo que necesita tu sociedad y lo que al mismo tiempo tú percibes emotivamente.

-México tiene gravísimos problemas de violencia y el mundo entero está inmerso en una profunda depresión. Usted que consiguió salir del pozo, ¿qué mensaje de ánimo podría transmitir?

-Creo que no podemos negarnos a una realidad, obviar lo que está ocurriendo. Pero al mismo tiempo debemos encontrar los símbolos que nos den fuerza. Por eso he dedicado este disco a las mujeres que hacen el maíz. Las mujeres que hacen esas labores tan importantes para nuestra sociedad y, sin embargo, no tenemos tiempo de voltear y mirarlas. Ellas son nuestras heroínas. En el caso de México, tenemos que preguntarnos qué queremos de nuestro país. Por una parte, los mexicanos somos todos unos revolucionarios, pero, por otra, queremos una sociedad más justa y progresista. Es importante ponderar ambas cosas y trato que la música lo haga por sí sola, Ojalá que lo logre.

-Chavela Vargas le ha nombrado como su sucesora, ¿hasta dónde quiere llegar usted como artista?

-No se trata del hasta dónde. Creo que la vida es un regalo muy grande, por eso he agradecido todas las oportunidades que he tenido de cantar, de dar y recibir. Me parece que necesitamos mucho la música y agradezco que Chavela hable tan bien de mí, me manda muchos ánimos con sus twits. Me sigue sorprendiendo, es una mujer única, no hay nadie como ella.