Más sangre inútil en Gaza

Fiel a su conocida política de castigar toda acción hostil contra su territorio o sus nacionales, Israel mató el viernes a Zuhair al-Qaissi, un conocido dirigente de los Comités de Resistencia Popular en Gaza. Su delito: haber sido uno de los responsables de la captura y/o la custodia del soldado israelí Gilad Shalit. El ataque abrió, como era de esperar, la caja de los truenos y docenas de cohetes palestinos cayeron, con el poco éxito habitual, en suelo israelí y provocaron tres o cuatro heridos y daños pequeños, pero justificaron las represalias aéreas de Israel, con una veintena larga de palestinos muertos, incluyendo muchos civiles. La pregunta se une a la perplejidad: ¿era preciso desatar esta pequeña tormenta para afirmar la conocida posición de irreconciliable hostilidad entre las partes? ¿A quién aprovecha el río de sangre inútil? Se contaba, como tantas veces en el pasado, con que el incansable mediador egipcio propondría con éxito una tregua y así ha sido. y hasta la próxima vez. Un escenario trágico y perfectamente absurdo y prescindible.