La canciller Merkel y el familiar de una de las víctimas. :: REUTERS
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Merkel pide perdón por el terror neonazi

Alemania rinde homenaje a las víctimas de un comando de extrema derecha que acabó con la vida de diez personas

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Alemania rindió ayer homenaje a las diez víctimas de la célula terrorista de extrema derecha autodenominada 'Clandestinidad Nacionalsocialista' (NSU) con un minuto de silencio en todo el país y un acto central en el auditorio Konzerthaus en Berlín, donde la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel, pidió perdón a los familiares y calificó los asesinatos de «una vergüenza para nuestro país», a la vez que recalcó que «algo así no puede volver a repetirse».

La mandataria se disculpó también por las falsas sospechas despertadas por la Policía que empujaron a pensar que la serie de muertes de ocho turcos, un griego y una policía alemana estaba relacionada con mafias extranjeras o «crímenes de honor» y prometió una «aclaración completa de todo lo sucedido y penas para todos los implicados».

Los errores en las investigaciones y la falta de coordinación entre los diferentes servicios secretos provocaron duras críticas desde todos los estratos de la sociedad. Sin duda, una cosa quedó clara y es que Alemania subestimó de forma sistemática el extremismo de derecha.

«El trasfondo de lo sucedido ha permanecido demasiado tiempo en la oscuridad», comentó Merkel ante un auditorio de 1.200 personas. «Muchos familiares estuvieron incluso en el punto de mira de las investigaciones. Esos años tuvieron que ser una pesadilla para ellos. Tuvo que ser especialmente angustioso y por eso les pido disculpas», agregó una apesadumbrada Merkel en una oscurecida sala donde resaltaban las llamas de las velas en recuerdo de las víctimas de la violencia de extrema derecha.

Fue una gala emotiva donde los familiares de las víctimas subieron uno a uno para depositar las velas, Semiya Simsek, hija del florista turco Enver Simsek asesinado en septiembre del año 2000, conmovió a los allí reunidos al recordar que durante 11 años no pudieron «ser víctimas con la conciencia tranquila».

«Vivimos atormentados por la incertidumbre de que pudieran acusar a alguien de la familia. Sin embargo, ahora ya está claro que mi padre fue asesinado por los neonazis», resaltó Semiya, a la vez que reclamó más esfuerzos de las autoridades alemanas «para que esto no vuelva a suceder» y recordó que nació, creció y echó raíces en este país donde «nunca» tuvo que preocuparse por su integración. «Para mí no sería ninguna solución abandonar Alemania. En mi país todo el mundo debe poder desarrollarse libremente, independientemente de la nacionalidad, religión, color de pelo o sexo», agregó.

Por su parte, el padre de Halit Yozgat, asesinado en el Internet Café del que era encargado en Kassel, rechazó cualquier «indemnización material» para su familia y expresó que su «mayor deseo es que atrapen a los asesinos» y emocionó al auditorio al recordar como su hijo murió en sus brazos.

Tres meses ha tardado Alemania en organizar un homenaje a las víctimas de la NSU. La noticia de la existencia de un célula terrorista de ultraderecha en pleno siglo XXI sacudió a los alemanes el pasado noviembre y les dejó aún más perplejos, al enterarse que había actuado impunemente durante más de una década.

Alemania entera se paralizó ayer durante un minuto. El transporte público dejó de funcionar, las fábricas pararon de producir y todo el mundo recordó a las personas asesinadas por una organización cuyo hallazgo estremeció a la opinión pública.

Por los aires

La trama se destapó el pasado 4 de noviembre de 2011 cuando dos de sus integrantes, Uwe Böhnhard y Uwe Mundlos, se suicidaron en la localidad alemana de Eisenach, en el este del país, tras un atraco a un banco. El tercer integrante del grupo, la alemana Beate Zschäpe, se entregó a la policía tras hacer volar por los aires el piso que servía de refugio y base de operaciones en Zwickau.

Además de estos asesinatos, en 2010 la Policía alemana registró 16.000 delitos de extrema derecha. Para frenar el radicalismo, el partido de Merkel, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), planteó hace unos meses relanzar el proceso de ilegalización del partido Nacional Democrático (NPD), presente en los parlamentos de los Estados federales de Sajonia y Mecklemburgo Pomerania Anterior. Sin embargo, muchos políticos y expertos opinan que la ilegalización no es el medio definitivo para acabar con el problema.