El exgobernador de Massachusetts Mitt Romney interviene rodeado de banderas en uno de sus últimos actos electorales. :: JIM LO SCALZO/ EFE
MUNDO

Objetivo en Iowa: derrotar a Obama

Los conservadores critican al presidente por financiar programas de bienestar social y lo consideran débil en política exterior El primer estado que vota a los candidatos republicanos confía en que la crisis les lleve de nuevo a la Casa Blanca

DES MOINES. Actualizado: Guardar
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Las estadísticas están en contra, pero el entusiasmo es alto. Solo tres presidentes en el último siglo han perdido la reelección. Y para eso hicieron falta circunstancias económicas adversas y un animal político de los que pasan a la historia: Bill Clinton, que derrotó a George Bush padre en 1992; Ronald Reagan, que venció a Jimmy Carter en 1976; y Franklin D. Roosevelt a Herbert Hoover en plena Gran Depresión.

«¡Es la economía, idiota!», le dijo Clinton a Bush en un debate televisivo que ha sobrevivido al paso del tiempo. Como estas elecciones tendrán lugar en medio de la mayor crisis del último medio siglo, los republicanos solo necesitan encontrar un candidato de estatura que remate la faena de derrotar a Barack Obama, el mandatario que a su juicio está hundiendo el país.

Dicen que hay mucho en juego. Si no logran su objetivo creen que el ocaso de EE UU será inevitable. Ese es el revulsivo que ayer alimentaba las expectativas de una participación récord en los 'caucus' de Iowa, la primera eliminatoria en el proceso para seleccionar al candidato que dará la batalla el 6 de noviembre al presidente Obama.

Muchos temen que, pese a tener circunstancias favorables, ninguno de los diez aspirantes que han entrado en la contienda esté a la altura del reto. De ahí que sea la elección más volátil de la historia desde que empezaron los sondeos en 1964, según un estudio de Gallup. Desde mayo, cinco candidatos distintos se han rotado en el primer puesto en los sondeos y en la última semana dos más lo rozaban. Eso explica que el 41% de los votantes llegase anoche a los 'caucus' abierto a ser persuadido en favor de otra opción mejor, según la última encuesta del periódico 'Des Moines Register'. «Voy a votar por Rick Santorum, pero si hubiera otro con más posibilidades de derrotar a Obama votaría por él», anunció en un bar de Marshalltown Bill Akins, que se estrenaba en los 'caucus' a sus 76 años.

Frank Dagit, un granjero de Alden al que su esposa llevó a un mítin de Mitt Romney, también estaba más interesado en las posibilidades del candidato para vencer a Obama que en sus aptitudes. «Cualquiera será mejor presidente que Obama», sentenció. «Tenemos que echarlo para lograr que al menos mejore la economía».

«Me molesta el gasto»

Este agricultor culpa a la inexperiencia del presidente en cargos ejecutivos y a su incapacidad para forjar acuerdos en el Congreso, pero «lo que más me molesta es el gasto», explica. Los paquetes de estímulos económicos, el rescate de la industria automovilística, las prórrogas del seguro de desempleo, la regulación del mercado financiero y la reforma sanitaria son algunas de las medidas que hacen a los republicanos pensar que el presidente demócrata «nos está haciendo más como Europa, y Europa no funciona ni en Europa», dijo Romney en ese mismo mitin. «Por eso estas elecciones no son solo para cambiar de presidente, sino para salvar el alma de EE UU», remató dramático.

El exgobernador de Massachusetts recita himnos patrióticos y proclama su lealtad a la Biblia, la patria, la familia y el libre comercio. Estados Unidos es «una tierra de oportunidades para gente trabajadora» donde sus habitantes «viven como eligen, no como les dice el Gobierno», proclama, a diferencia de los países en los que se regula desde el medio ambiente hasta los bancos. «No queremos ser Europa», arenga.

El Estado del bienestar lo consideran socialismo, un sistema en el que el gobierno grava con impuestos a sus ciudadanos para repartir los ingresos entre la sociedad «porque cree que puede hacer mejor trabajo que la gente», critica la candidata Michele Bachmann. Según ella, Obama ha desbocado la maquinaria burocrática que despilfarra el dinero público con programas de bienestar social que solo incentivan la holgazanería, en lugar de estimular el espíritu emprendedor que caracteriza al pueblo estadounidense. «Se trata de dar a la gente la oportunidad de salir de la pobreza, no de sobrevivir en ella», resume Chuck Winkleblack, un agente inmobiliario que planeaba votar anoche por Romney.

Como fórmula para propiciar «un crecimiento económico espectacular», el candidato Newt Gingrich propone recortar impuestos y regulaciones. La prueba de que eso funciona la saca de la expansión económica de los años 90, cuando fue portavoz del Congreso, pero si bien es cierto que en esa época su enemigo político, Bill Clinton, inició la desregulación de los mercados, se olvida de que también subió los impuestos a las clases más altas, algo que todos los conservadores prometen no hacer.

Paul rompe esquemas

El exsenador Rick Santorum añade a esta fórmula reducir a la mitad los impuestos corporativos para crear empleo y bombear más petróleo de las costas y parques naturales para fomentar la independencia energética. Frente la debilidad que reprochan a Obama por no haber atacado a Irán, Santorum propone «defender el 'excepcionalismo' de EE UU en el mundo».

Los conservadores están frustrados con la silenciosa retirada de Irak y la interminable guerra de Afganistán. «Después de tantos años no ven resultados», observaba Patti Ziegler, una demócrata que acudió a un mítin del libertario Ron Paul «por curiosidad». El congresista de Texas que rompe los esquemas a ambos partidos es el único que atribuye al gasto militar la deuda por la que todos culpan a Obama.

Pero mientras algunos buscan sacar brillo a la maquinaria de guerra con esas intervenciones rápidas y triunfales que tanto gustaban a Reagan, el libertario descoloca al electorado republicano proponiendo la retirada de todas las tropas en el extranjero como parte de su plan para eliminar radicalmente el déficit en un solo mandato. «Esa es su mayor desventaja», admite Steven Firestone, un estudiante de 19 años que le ha servido de voluntario en Iowa. «La gente no piensa que Ron Paul pueda ganar a Obama si se aleja tanto de las ideas generales de los estadounidenses».