Sociedad

El hombre de las cavernas con carrito

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ARTE INTRUSO

Una variante muy extendida de la broma artística consiste en colgar obras propias en medio de un museo, cuanto más respetable mejor. Banksy, el misterioso grafitero británico aupado al estrellato mundial, es un virtuoso de esta práctica: ha expuesto de extranjis en algunas de las instituciones más prestigiosas del planeta, aunque su treta más divertida fue seguramente la pieza de 'arte rupestre' que colocó en el Museo Británico. Representaba a un hombre de las cavernas empujando un carrito de supermercado y, por supuesto, llevaba el correspondiente letrerito en tono académico: «Hombre primitivo aventurándose hacia los terrenos de caza de fuera de la ciudad. Este ejemplo bien conservado de arte primitivo data de la era post-catatónica». Hasta que lo descubrieron pasaron dos o tres días, según las distintas versiones, y ha acabado incorporándose a la colección permanente del museo.

En el Guggenheim de Bilbao, el colectivo Mike Nedo logró colgar en 2003 el cuadro 'Torbellino de amor', un corazón del que salía una tosca espiral. ¿Su intención al profanar este templo del arte contemporáneo? «Demostrar dos cosas: una, que cualquiera puede ser un gran artista, como cualquiera puede ser un gran amante; dos, que cualquier cosa en arte puede ser importante si se difunde de la forma adecuada».

Al igual que Nat Tate, también Mike Nedo acabó suicidándose, aunque le bastó para ello con emitir un comunicado: «Solo me queda despedirme -justificó-, porque está demostrado que únicamente cuando alguien muere se presta más atención a su mensaje y menos a la persona».