ESPAÑA

EXPERIENCIA EN CAMPAÑA

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En las campañas electorales se utilizan todo tipo de recursos para ganar votos, o, mejor dicho, desacreditar al adversario para evitar que los consiga. Está en el guion que todos están convencidos de tener la razón y la capacidad de aplicar las mejores fórmulas de gobierno; sin embargo, según los casos, usan elementos incómodos que no pueden ignorar, es el caso del expresidente Aznar en el PP; y que utilizan lo justo y por compromiso, es el caso del presidente Zapatero en el PSOE. Otro ejemplo que suscita otras interpretaciones es el del ex presidente socialista, Felipe González, que se ha tomado la campaña electoral como si fuera la suya propia. Pérez Rubalcaba ha recurrido a un González libre de corsés para decir lo que le parece oportuno, reputado en Europa porque advirtió hace años de los riesgos del Euro que ahora nos colocan en el abismo y apreciado en América Latina. Su experiencia y capacidad de movilización son más necesarios que nunca para un candidato socialista preso y dependiente de la nefasta gestión de la crisis que ha realizado el gobierno del que era vicepresidente y ministro del Interior. En el otro lado de la balanza ideológico-partidista está José María Aznar, gracias a su gestión alineada con las tesis de la administración Bush, disfruta de un elevado reconocimiento en sectores conservadores del continente americano. La diferencia entre ambos estriba en que en el programa de actos de Aznar no hay ninguno junto a Rajoy, mientras que Felipe González ha realizado con Rubalcaba dos de los más importantes en Andalucía y Valencia, y le queda otro en Zaragoza. Sin embargo, el papel de Aznar es imprescindible para los intereses electorales más conservadores . Para Rubalcaba, el empuje de Felipe sirve para movilizar a los sectores de izquierda indecisos. ¿Y Zapatero? Ahora recupera algo de crédito por ese afán sentimental de apoyar al débil, pero solo subirá a un escenario con Rubalcaba. Su experiencia actual es un lastre muy pesado.