ESPAÑA

El Gobierno no hará gestos hacia la banda antes del 20-N y no acercará presos

El ministro del Interior deja en manos del próximo Ejecutivo la decisión sobre los movimientos penitenciarios

VITORIA. Actualizado: Guardar
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No es una negociación. No hay contrapartidas. No hay condiciones y no habrá ni gestos ni guiños a ETA. Ni pasos para acelerar un hipotético anuncio de disolución de la organización terrorista. El ministro del Interior lanzó ayer durante su primera visita oficial al País Vasco un mensaje contundente: la dispersión de los presos de ETA se mantendrá intacta y no habrá acercamientos antes de las elecciones del 20 de noviembre. Esa es la respuesta a la decisión del Colectivo de Presos Vascos (EPPK) de sumarse al Acuerdo de Gernika, que apuesta solo por las vías pacíficas.

Antonio Camacho, tras reunirse con el lehendakari, hizo hincapié en que las posiciones de los gobiernos de Madrid y Vitoria sobre la política penitenciaria son coincidentes. Ni un movimiento colectivo de presos, que es la única maniobra que permite el Código Penal y la Ley Penitenciaria con los reclusos que no se arrepientan y pidan perdón, mientras la «banda no cese definitiva e irreversiblemente la violencia». En esa línea, el titular de Interior recordó que esa condición, la del fin de ETA, también la puso Patxi López en su discurso ante el Parlamento Vasco la pasada semana.

«El Gobierno va a aplicar la Ley Penitenciaria. No está previsto ningún movimiento ni acercamiento masivo de presos», afirmó tajante Camacho, quien, sin decirlo expresamente, dejó claro que la única vía para acceder a beneficios penitenciarios mientras ETA viva es la de cumplir las cuatro condiciones que han suscrito medio centenar de presos: ruptura con la banda, perdón a las víctimas, afrontar las indemnizaciones y colaborar con la justicia.

Nuevo Gobierno

Desaparecida la organización terrorista, explicó el ministro, será el nuevo Gobierno el que decida qué hacer con los acercamientos. Y fue más allá. Habló también del Parlamento que surja del 20-N, en clara referencia a que sería el legislativo el que, llegado el momento, debería abordar o no una reforma legal para flexibilizar unos beneficios penitenciarios colectivos a los etarras, que con la actual normativa son imposibles si los terroristas, de forma individual, no rompen con la banda y piden perdón. Más allá de futuribles, Camacho llegó a Euskadi con la intención de descargar presión sobre las espaldas del Gobierno.

Quería, ante todo, dejar clara una idea a los que insisten en que, tras el anuncio del EPPK o la autodisolución de EKIN, la pelota está ahora en el tejado del Ejecutivo y tiene que mover ficha. El mensaje fue que el Gobierno no responde a los terroristas mientras no se disuelvan. «ETA debe cesar definitiva e irreversiblemente en el uso de la violencia y ese cese no tiene que venir condicionado por ningún movimiento del Gobierno», apuntó.

«En algunos ámbitos se trata de dar la sensación de que el Gobierno debe de dar pasos y que todo depende de los pasos que dé el Ejecutivo y eso no es cierto. El único paso que ha de darse corre a cargo de la banda terrorista y consiste en asumir de una forma definitiva que la violencia carece de sentido», explicó. «La desaparición de ETA es el único paso pendiente y no podemos dar la sensación de que ese paso está condicionado por la actuación del Gobierno», insistió. Camacho también analizó con el presidente vasco la evolución de los presos terroristas y los intentos de Interior por alentar la disidencia. En ese sentido, se felicitó por el hecho de que «una parte cada vez más importante de los internos que están ajustándose a lo que prevé la ley», esto es que tras romper con la banda pueden acceder a beneficios.

Evolución positiva

El ministro, que no quiso cifrar la colonia de 'arrepentidos', recalcó que parte de ese «avance» se ha producido gracias a los golpes policiales que en los últimos meses han «desmontando estructuras de control» sobre los reclusos, en referencia a la desarticulación del 'aparato H-Alboka' de abogados que trasmitían las órdenes de la cúpula a las cárceles.

«Hay una evolución positiva porque la parte más importante de la banda, la que está dentro de las cárceles, está avanzando en el sentido de renunciar a la violencia. Una parte que, además, tradicionalmente ha estado sometida a un intenso control por parte de la propia banda, que le ha impedido acceder a beneficios penitenciarios», apuntó.

El titular de Interior, acompañado del director general de las fuerzas de seguridad, Francisco Velázquez, también se reunió con los responsables en el País Vasco de la Policía y la Guardia Civil para analizar la situación de la lucha contra ETA. Su dictamen fue optimista: «Estamos en un buen momento. No ha habido atentados en más de dos años y la extorsión y la violencia callejera o han desaparecido o han disminuido de una manera intensísima», resumió Camacho.