Falcao celebra uno de sus goles ante el Racing de Santander. :: EFE
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'El evangelista' obra un milagro

Sus tres goles ante el Racing y el apoyo de Turan y Diego, los otros nuevos fichajes, permiten a los colchoneros soñar con lo máximo Falcao ha transformado la frustración atlética en una enorme ilusión

MADRID. Actualizado: Guardar
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Un triunfo cómodo ante el Celtic en el arranque de la Liga Europa y una exhibición ante el peor Racing que se recuerda han transformado la depresión del Vicente Calderón en una euforia tal que, acabado el choque ante los montañeses, más de un rojiblanco pregonaba, vomitorio abajo, que este año el 'Pupas' pelearía la Liga al Barcelona y el Real Madrid. La magia del brasileño Diego, los pases certeros de Arda Turán y, sobre todo, los goles del colombiano Radamel Falcao, han obrado el milagro. Es noveno en la tabla, con solo 4 puntos, pero el Atlético disfruta de un estado de plena felicidad, alejado de sus históricos complejos. Resta saber si será efímero, como es tradición, o duradero, como dicta la excepción.

Los atléticos se levantaban en armas hace poco más de un mes y medio, cuando los noruegos del Stromsgodset visitaron El Manzanares en la previa continental. Deseaban la «muerte» del traidor 'Kun' Agüero y el final de Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo. Los más ultras incluso arremetían contra David de Gea por irse al Manchester United. La afición pedía explicaciones sobre el destino de los 70 millones recaudados con las ventas de sus últimos ídolos. Y se agarraba aún a Forlán, que se alistó al grupo recién acabada la Copa América, antes de fichar por el Inter.

Todo cambió, empero, con las llegadas a última hora de Diego y Falcao. En el primer empate sin goles ante Osasuna, el Atlético dejó buena imagen pero acusó falta de gol. La imagen juntos en el palco del colombiano, todavía sin el transfer del Oporto, y de Forlán, baja porque ultimaba su marcha a Italia, dejaba en pésimo lugar a los gestores. La derrota en Valencia fue un palo, aunque el juego invitaba al optimismo. En su estreno, Falcao apenas la tocó. Los fantasmas de Agüero y Forlán aún sobrevolaban el Calderón.

El 'Tigre' ataca

El 'Tigre' de Santa Marta despellejó a escoceses y cántabros. Frente al Celtic, marcó de soberbio testarazo, a la salida de un córner. Y ante el apocado grupo de Cúper anotó con la zurda, tras un excelente movimiento en el área que recordó a Hugo Sánchez, de penalti, y con un toque sutil con la derecha ante la salida de Toño. Y le anularon otros dos.

Realizado el trabajo, Gregorio Manzano le reservó durante casi media hora. Y Radamel Falcao fue vitoreado con la música del célebre «¡Radomir, te quiero!» del lejano doblete. Los mismos que en Valencia le veían más bien torpón, sin manejo fuera área e incapaz de llegar a la suela de los talones del 'Kun', ya le consideran un ariete insaciable, potente, rápido, con el gol entre ceja y ceja, buen rematador con ambas piernas y excelente en el juego aéreo.

Futre, uno de los grandes símbolos del Atlético, asegura en su columna de 'Marca' que «lo que parece caro (40 millones) puede salir barato». «El dinero pagado por Falcao comienza a dar sus frutos y el colombiano puede marcar una época», augura. Manzano, técnico siempre comedido, cree que se trata de «un delantero goleador, oportunista, habilidoso y rematador». Y vaticina «el principio de una larga historia de goles con el Atlético».

El 'evangélico' Falcao, religioso como Kaká, 'robó' el balón de su primer 'hat trick' en España, firmado por todos sus compañeros. Humilde, dice que no piensa en la lucha por el 'Pichichi', solo en «trabajar todos los días para mejorar y dar muchas alegrías a la afición». El colombiano ha caído en gracia, todo lo contrario que su compañero Perea, el extranjero con más partidos en la historia del Atlético. Como dice Kiko Narváez en 'As', el Calderón ha descubierto a «Falcao Maravillao: el jornalero del gol».