Cartas

Okupas en las vías pecuarias de Alcalá

ALCALÁ Actualizado: Guardar
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Hace unos diez años, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, presionada por grupos ecologistas, procedió a deslindar las vías pecuarias del término municipal de Alcalá de los Gazules, tomando como referencia una clasificación de las mismas del año 1958, que establecía como anchuras legales para la vereda 20,89 m; para el cordel, 37,5 m y para la cañada, 75,22 m. Por anchura legal se entiende el máximo que pueden alcanzar estas vías, o sea, que en la realidad pueden medir menos, como lo atestiguan el plano catastral de rústica de 1947 y la fotografía aérea del vuelo americano de 1956. Sin embargo, la Consejería de Medio Ambiente procedió a deslindar todas las vías pecuarias de Andalucía con las anchuras máximas, invadiendo propiedades que nunca han pertenecido a las mismas. El paso del tiempo y el incumplimiento de los plazos han llevado al archivo la mayoría de los expedientes, aunque sus planos están a disposición de todo aquél que desee tomarse la justicia por su mano y ejecutarlos. Así, unos vecinos con antecedentes penales del barrio alto de Alcalá han procedido a ocupar la parcela rústica 26 del polígono 26 de este municipio, en el inicio de la vía pecuaria conocida como Vereda de Maina, junto al Río Álamo, para construir allí unas instalaciones destinadas a la doma de caballos a lo largo de todo el lindero de una finca privada, impidiendo el libre acceso a la misma de su propietario. Estos individuos justifican su ocupación en los planos de estos deslindes arbitrarios y en unos planos erróneos del catastro que, al parecer, les habría proporcionado un familiar que ejerce de funcionario en la Gerencia Territorial del Catastro de Cádiz. La pasividad de la Administración pública ha producido el efecto llamada entre los integrantes del hampa de la comarca, que han instalado allí cercados y chabolas a imitación de su predecesor, con lo cual la zona cada vez se asemeja más a la Cañada Real Galiana de Madrid. Son frecuentes los robos de fruta en los huertos colindantes, aparecen trampas para la caza furtiva en la cañada, cazan con escopetas de aire comprimido en los cotos vecinos, han descorchado los alcornoques, etc. En una ocasión, uno de estos okupas sacó una navaja que acostumbra a llevar en el bolsillo de su pantalón, cortó una rama de un árbol y me amenazó con romperme el cuello porque le pedí que sacara sus perros de una propiedad vecina. Me advirtió de que cobraba una paga de la Junta de Andalucía, lo que le permite vivir sin trabajar. Según se refirió, tanto la Guardia Civil como los Agentes de Medio Ambiente les estaban informando de quiénes habían denunciado sus actividades ilegales. Por último, amenazó con dar una patada a la puerta de mi casa porque en los planos del catastro y SIGPAC aparecen las lindes desplazadas y la casa queda en la cañada. La Consejería de Medio Ambiente ha convertirdo estos terrenos en refugio y paraíso de vagos y maleantes, a los que proporciona planos y argucias legales para su ocupación.