Economia

Francia impone más sacrificios a los ricos para contener el déficit

Los ingresos procedentes del trabajo y de la renta soportarán un gravamen excepcional del 3% hasta 2013

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Francia no pedirá a los ricos un gran esfuerzo. Se decantará por aplicar un gravamen 'excepcional' del 3% a los ingresos procedentes del trabajo y de las rentas del capital que superen los 500.000 euros anuales, y lo hará por un plazo de tiempo tasado, hasta que el déficit público se limite al 3% del Producto Interior Bruto, lo que está previsto que ocurra en 2013. Esta contribución supondrá un importe estimado de 200 millones de euros en el año 2012. Lo anunció el primer ministro francés, François Fillon, en la presentación de un plan de austeridad del Gobierno que también eleva el impuesto sobre las ganancias del capital desde el 12,3% al 13,5% y que sube el precio del tabaco en un 6%, entre otras actuaciones de emergencia.

Son medidas que se sitúan a gran distancia de las adoptadas por otros países de la zona euro en dificultades. Italia tiene en marcha un programa en el que los contribuyentes pagarán un 5% adicional por las rentas que excedan de los 90.000 euros brutos anuales, porcentaje que se elevará al 10% a partir de los 150.000 euros brutos. Y las rentas de capital se verán penalizadas en el país trasalpino con un 20% de impuestos, frente al 12,5% que pagaban hasta ahora.

Pero también la situación de Francia es sensiblemente mejor que la de Italia. De ahí que los nuevos requerimientos sean más reducidos, y mientras Roma tuvo que decidir un ajuste presupuestario a sumar al anterior de 45.500 millones de euros, el Gobierno galo apenas contemple un ahorro adicional de 1.000 millones de euros en 2011 y de 11.000 millones en 2012. Son las rebajas que permitirán frenar el déficit público francés, que este año se espera represente un 5,7% del Producto Interior Bruto, hasta dejarlo en el 4,5% de esa magnitud el próximo año, una décima por debajo del objetivo inicialmente propuesto. Alcanzar el 3% es el objetivo irrenunciable para 2013.

Fillon aseguró que las medidas ahora adoptadas proporcionarán «un cortafuegos» al riesgo de contagio de la crisis de la deuda de los países vecinos. No hablaba por hablar. Francia empezó a sentir en la nuca el aliento de los especuladores en pleno mes de agosto, cuando, a la sucesión de noticias tan negativas como la rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos y del estancamiento económico del país, se sumó el rumor de que la solvencia de los bonos nacionales se podría ver afectada. Los bancos locales tuvieron que salir al paso de todo tipo de ataques y Sarkozy se vio obligado a interrumpir sus vacaciones antes de lo previsto. Después vendría el encuentro con la canciller Angela Merkel, y los acuerdos de mutuo apoyo.

Crecimiento exiguo

El primer ministro Fillon reconoció que la economía francesa tampoco está para tirar cohetes. El crecimiento económico previsto para este año y el próximo podría quedar en torno al 1,75%, admitió. El mandatario reconoció que la crisis de la deuda está provocando un frenazo en la economía mundial, especialmente en Europa. Puesto que el nivel de tolerancia se ha superado, argumentó, ahora se trata de que una política estricta «permita que Francia siga ejerciendo su soberanía en lo económico y lo social». Y si aspira a hacerlo, tiene que perseverar en los ajustes, apostilló.

Los aumentos de impuestos no se quedarán en las rentas, porque también afectarán al consumo habitual y a las actividades de ocio. Además de encarecer el tabaco, incidirán en las bebidas alcohólicas, en los refrescos y hasta en el gravamen de los parques temáticos -uno de los grandes atractivos turísticos del país- ya que estos últimos pasarán de soportar un IVA del 5,5% al 19,6%.