Sociedad

Garbarino se apoya en la jurisprudencia en el juicio de la Torre de Poniente

El gerente de Monumentos Alavista afirma que si el contrato no se revisa, se entiende prorrogado indefinidamente

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El litigio entre el Cabildo Catedralicio y Monumentos Alavista, empresa que gestiona la explotación de la Torre de Poniente, continúa abierto. El jueves ambas partes se vieron la cara en el juicio, tras la denuncia de la Iglesia de deficiencias en la explotación del monumento. Ahora ambas partes esperan la sentencia deljuez. Germán Garbarino, gerente de Monumentos Alavista, se defiende al asegurar que el contrato de explotación es indefinido, no de tres años como alega el Cabildo. Según el empresario, cuando el contrato no es revisado por ninguna de las dos partes una vez finalizado, se entiende prorrogado de forma indefinida. Por su parte, la Iglesia «dice que el contrato está mal hecho, pero lo gracioso es que lo redactaron sus abogados», concretamente Guillermo Leoncegui, «vicario judicial entonces, ahora vicario general de la Diócesis», sostiene Garbarino.

Precisamente Leoncegui declaró el jueves a petición del juez, y «dio a entender que la idea inicial del contrato es que fuera de mayor duración». En opinión de Garbarino, «hay jurisprudencia de sobra» para avalar su postura.

«Llevamos tres juicios ganados pero de repente un juez dictó en nuestra contra», sostiene el joven empresario, que no duda en asegurar que el Cabildo solo quiere arrebatar la concesión a su empresa para que sea otorgada a una «más grande», que estaría detrás de la explotación de los monumentos eclesiásticos. «Soy El Quijote y la Iglesia los molinos», apostilla.

En cuanto al auto del 3 de mayo que obligaba a su empresa a pagar más de cien mil euros a la Iglesia por deficiencias en la explotación, Garbarino afirma que «la deuda está prácticamente sufragada con avales», los beneficios de las otras explotaciones de su empresa.

Cenas en la Casa del Obispo

Este no es el único frente abierto que tiene Monumentos Alavista, que mantiene desde hace años otra pugna con el Ayuntamiento de Cádiz por los desperfectos causados por la obra Entre Catedrales a la Casa del Obispo. En mayo el monumento tuvo que cerrar durante algunas semanas a causa de un cortocircuito producido por las filtraciones de agua derivadas de las obras del mirador. A finales de junio abrió de nuevo sus puertas, después de que la empresa invirtiera «casi diez mil euros en la sustitución de los cables dañados».

No obstante, Garbarino critica que «vinieron unos técnicos municipales pero después no hemos sabido nada más del Consistorio», ni siquiera en relación al requerimiento emitido por su empresa para continuar con la puesta en valor de la segunda fase del yacimiento, del que no han obtenido tampoco respuesta.

Aun así, Monumentos Alavista ha puesto en marcha de nuevo sus tradicionales cenas romanas teatralizadas, una actividad que se viene celebrando todos los veranos desde hace algunos años. En esta ocasión, la Casa del Obispo las acogerá todos los sábados del periodo estival, de julio a septiembre.