Editorial

Pulso socialista

La decisión sobre el sustituto de Zapatero no puede obviar que agotar la legislatura tendrá efectos muy negativos para el país

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El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, respondió ayer a la solicitud de un congreso urgente expuesta la víspera por Patxi López insistiendo en que la nominación del candidato que encabece la lista socialista en las próximas generales se dirimirá mediante primarias. Tanto la reunión que celebrará mañana con los responsables territoriales del partido como, sobre todo, el comité federal previsto para el sábado medirán los avales con los que cuentan una y otra postura. El problema al que se enfrenta el PSOE es que las primarias y el congreso representan dos salidas incompatibles entre sí. Aunque hay más. La mera existencia de una corriente favorable a la celebración de un congreso que revise la estrategia socialista, elija una nueva dirección y nombre un secretario general que sería el candidato a la presidencia de gobierno devaluaría las primarias, en el caso de que el comité federal optase por esta vía el próximo sábado, y debilitaría electoralmente a quien saliera vencedor de esa liza interna. Pero si, por el contrario, el comité federal se inclinase por la convocatoria de un congreso urgente, la desautorización que ello supondría de Rodríguez Zapatero afectaría muy seriamente a su posición de presidente de gobierno. Sencillamente porque su pretensión de agotar la legislatura podría sostenerse, tras su renuncia a presentarse a la reelección, solo si continuase siendo el líder del partido. El pulso que librarán los dirigentes socialistas entre mañana y el sábado es el pulso entre un Zapatero empeñado en seguir al timón de la nave socialista y aquellos miembros de la dirección federal del PSOE que prefieren afrontar el próximo período liberándose de su sombra. El latente cisma tiene que ver, sin duda, con la proclividad de los barones territoriales a transferir a Zapatero todas las culpas de la debacle electoral, minimizando su respectiva cuota de responsabilidad en la derrota. Pero lo que resultaría inadmisible es que el comité federal socialista adoptase una decisión u otra dando por supuesto que el consenso que une a sus integrantes para agotar la legislatura seguirá soportando las desavenencias que se manifiesten en el seno del PSOE, bien en unas primarias o en un congreso, como si el país no se jugara nada en la extenuada prolongación del mandato de Zapatero.