«No me va a retirar del fútbol ninguna lesión, me iré jugando»

Cuenta 34 primaveras y muchas más vivencias en el mundo del fútbol. Tocó el cielo cuando llamó a su puerta el Sevilla, y con el Ceuta estuvo en varias ocasiones a punto de ascender a Segunda. Fue pichichi de Segunda B en el Écija antes de volver a San Fernando, su tierra, a jugar en su equipo, después de haber sido uno de los delanteros más cotizados de la categoría de bronce. También saboreó el lado amargo cuando se rompió la rodilla siendo jugador del Jaén, un mal sueño que se repitió en noviembre, en un partido en La Juventud ante el Jerez Industrial. Seis meses de lucha permitieron volver a verlo vestido de corto y marcando un gol decisivo contra el Ayamonte, aunque tuvo un precio demasiado caro. Un problema nuevo en la misma rodilla de siempre, otra pesadilla más. Pero Puli no piensa rendirse y avisa de que le quedan muchas batallas por librar.

-¿Cómo va esa rodilla?

-Está menos inflamada. Ahora ando sin muchos problemas. Mañana -por hoy- me hago una resonancia y el lunes sabremos los resultados. El ligamento no está roto, así que no sé si en poco tiempo podré estar haciendo cositas para volver o si ya me voy a perder lo que queda de temporada.

-¿Qué le pasó por la cabeza en el momento de la lesión?

-Por la cabeza te pasan muchas cosas. Fue en un salto, que me cargaron y perdí el equilibrio. No sé si al caer pisé mal. Los primeros días estuve bastante jodido, no sabía explicarme por qué me ha tenido que pasar esto a mí, otra vez. Pero poco a poco te vas animando y lo que piensas es en recuperarte.

-¿No ha pensado en algún momento en tirar la toalla?

-En absoluto. Me lesioné con 33 y ya tengo 34 años, pero a mí no me va a retirar del fútbol ninguna lesión. No digo ascendiendo o no, pero seguro que me iré jugando. Sé que a estas alturas no voy a sacar nada más del fútbol, pero me gusta jugar. Lo seguiré haciendo y, cuando me retiré, seguiré jugando con mis amigos.

-¿Le gustaría seguir vinculado al fútbol cuando se retire?

-No lo tengo muy claro. No me importaría trabajar con niños pequeños para enseñarles lo poco que sé. Pero con mayores no quiero nada. No me he preparado ni tengo ningún carné de entrenador porque no me gusta.

-¿Tiene contrato para la próxima temporada?

-No tengo, ni sé cuál es la intención que el club tiene conmigo. Cuando volví pensaba en morir futbolísticamente en el San Fernando, pero eso ya se verá.

-¿Se iría a otro equipo si no renueva con el San Fernando?

-De la provincia no me voy a mover. No lo tengo muy claro, pero si llega un Chiclana, un Puerto Real o un equipo que esté cerca de mi casa y es interesante, ya se vería. Yo sé que quiero seguir jugando.

-¿Qué sabe del Jerez?

-No mucho. Sé que es un equipo que defiende bien, que han formado un buen bloque y que se manejan con la estrategia. No tienen mala plantilla. En las últimas semanas he estado entrando en 'futbolme' para ver cómo iban todos los grupos y sé que se han movido entre el cuarto y el sexto puesto y al final se han metido.

-También están sufriendo el problema de las lesiones y llegan cortos de efectivos. No tienen muchas esperanzas en pasar de ronda...

-Nunca se sabe en estos casos. En las liguillas siempre se empieza a hablar de que si vienen sin un delantero, que si el presupuesto, que si tal o que si cual... Querrán darnos a nosotros el papel de favoritos para jugar sin presión, pero nosotros no tenemos que pensar en eso.

-Un equipo el pacense que ya es un viejo conocido por esta tierra y contra el que ya tuvo la ocasión de enfrentarse.

-Así es. Fue en la 97-98 y nos tocó el Vélez Málaga, Puertollano y Jerez de los Caballeros. Ascendieron ellos en la cuarta jornada. Me acuerdo que ese año, en un partido que no nos jugábamos nada contra el Puertollano y que ganamos 1-5, Lolo Hernández se rompió la tibia y el peroné.

-Son muchas fases de ascenso con el San Fernando a sus espaldas y dos ascensos conseguidos...

-He participado en cinco. La primera fue siendo juvenil, que Juan Antonio (Sánchez Franzón) me convocó para un partido contra el Moralo, que lo entrenaba Joaquín Caparrós. Aunque ahí no jugué. La siguiente fue la del Jerez de los Caballeros. Luego fue la del año en que nos eliminó el Conquense y después, los dos ascensos contra el Amurrio y el Utrera.

Un pasado para olvidar

-¿Cómo ve al equipo? La trayectoria del último tramo de temporada ha sido excelente, pero al principio había demasiadas lagunas...

-Nos costó asimilar la forma en la que Antonio Iriondo quería que jugásemos, pero cuando la asimilamos todo empezó a funcionar. Hemos pasado por un calvario con las lesiones y eso se ha notado mucho, pero ahora estamos en línea ascendente. La última vez que subimos a Segunda B jugamos bien todo el año y por eso parecía que había más confianza.

-En aquella ocasión la temporada fue impecable, y al año siguiente en Segunda B se notaba que el equipo tenía calidad para no pasar apuros, pero los problemas extradeportivos enturbiaron el ambiente...

-Fue un año muy malo. Arrastrábamos lo de la temporada anterior, que también nos debían dinero. Pensamos que si ascendíamos se solucionaría y cobraríamos lo que nos debían, pero no fue así y nos llevamos una desilusión. Empezamos muy bien, incluso pasamos por puestos de liguilla, pero la cosa fue empeorando y la pena es que al final descendimos.

-Pese a todo, el equipo no estuvo solo, sobre todo al principio...

-Es verdad que la gente se portó con nosotros muy bien, nos ayudaron para conseguir dinero. Hubo un momento clave en La Línea, donde se produjo un enfrentamiento entre algunos jugadores, creo recordar que Merino, Porto, no sé si Wicha... con algunos aficionados y a partir de ahí la cosa se enquistó.

-Y todo acabó con ese partido contra el Puertollano que tantas suspicacias ha provocado. ¿Pasó algo en el vestuario al descanso?

-Todo lo que me cuentas a mí también me ha llegado, he hecho muchas llamadas y lo que puedo decir es que no puedo probar nada. Puedo jurar que en el vestuario no ví nada raro, porque si lo hubiera visto le hubiese pedido el cambio a Juan Antonio para no ser partícipe de lo que allí iba a suceder. Y cuando me hubiesen preguntado los periodistas no hubiera tenido ningún problema en contar la verdad.