(1 y 2) Enrique y Benito Alcina Lainez, (3) Concha Alcina Lainez, (4) el médico Antonio Gutiérrez y (5, 6 y 7) Carmen, Nieves y Luis Alcina Lainez, durante unos juegos florales celebrados en el patio de la casa familiar del doctor Alcina Quesada.
EL PERFIL

El médico Enrique Alcina Quesada

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Enrique Alcina Quesada nació en Cádiz, el 13 de enero de 1878, en la casa familiar de Cánovas del Castillo, 29. Pertenecía a una familia de médicos. Su padre, Benito Alcina Rancé desempeñó el cargo de catedrático de Higiene, en la Facultad de Medicina de Cádiz. Enrique realizó sus primeros estudios con profesores particulares, práctica muy habitual en las familias pudientes de la época. Influenciado por la familia decide estudiar la carrera de medicina por lo que ingresa en la Facultad de Medicina de Cádiz, donde tras una brillante carrera finaliza los estudios con premio extraordinario de licenciatura. Durante su época de estudiante en la Facultad compartió aula con Ramón Ventín, Díaz Rocafull, Fernando Muñoz y Joaquín Portela. Una vez finalizado sus estudios en Cádiz, se traslada a Madrid, donde con 23 años alcanza el título de doctor, volviéndose en 1903 de nuevo a Cádiz. Se especializa en Anatomía Topográfica, Cirugía, Urología, Ginecología y Tocología, ampliando sus estudio en Alemania y Francia. Desde 1925 hasta 1937 ocupa el cargo de director del Hospital Mora, y también ocupa cargos como delegado provincial de la Cruz Roja, teniente alcalde del área de Beneficencia y Sanidad del Ayuntamiento de Cádiz en 1924 y diputado provincial en 1926. En 1925 ingresó como Académico de Número en la Real Academia de Medicina de Cádiz con el discurso 'Fundamentos sobre los cuales cimentamos nuestras indicaciones nefrotómicas'. En el año 1935 fue nombrado presidente de honor de la Asociación Española de Urología y Académico de honor de las Academias Hispanoamericana de Ciencias y Artes. Llegó a ocupar el cargo de Decano de la Facultad de Medicina en varias ocasiones.

Introdujo en España la anestesia quirúrgica local y fue el primero en utilizar los métodos para obtener aortorradiografía.

Fue autor de innumerables escritos y trabajos, científicos y sociales. Durante su actividad profesional se preocupó mucho por la formación de enfermeras y auxiliares, impartiendo diversos cursos a personal militar y de la Cruz Roja, así como a enfermeras de la Falange Española, escribiendo un libro de gran interés práctico que fue referencia para el mundo de la enfermería de esos años titulado 'Conocimiento necesario para la formación del personal auxiliar médico'. El doctor Alcina falleció en su casa familiar, el 20 de agosto de 1943.

Estuvo casado con Dolores Lainez Eyzaguirre y tuvo nueve hijos de los que sobrevivieron ocho: Benito, Enrique, José, Concepción, Javier, Luis, Nieves y Carmen Alcina Lainez. Sus profesión ha sido heredada por diferentes generaciones dedicándose tres de sus hijos a la medicina Enrique, José y Luis, además de su nieto, Enrique Alcina del Cuvillo, y también actualmente su biznieta María del Mar Álvarez Alcina.

La casa familiar de los Alcina fue adquirida por el padre del doctor Alcina en 1835, conservada en la actualidad por sus descendientes, caracterizándose siempre por tener sus puertas abiertas a los alumnos y amigos, reflejando la personalidad de sus dueños. La planta baja la ocupaba el despacho, la primera era la planta noble del edificio utilizado para recibir y donde se encontraban los salones, mientras que en la segunda se ubicaban los dormitorios de los niños. El patio de la casa fue escenario de obras de teatros, lugar de encuentro de estudiantes donde organizaban guateques o fiestas de carnaval, que empezaban a las seis de la tarde y se prolongaban hasta las dos de la mañana. Incluso se organizaron juegos florales, siendo también la casa un lugar de peregrinaje de las estudiantinas que iba a cantar a las hijas del doctor.

Otra de las estancias más frecuentadas en la casa era el comedor, también lugar de reuniones de muchos profesionales que llegaban a la ciudad, y eran recibidos por el doctor Alcina, hombre abierto y afable tanto con sus compañeros, como con los estudiantes. Su discípulo más directo fue su hijo, Enrique Alcina Lainez, cirujano y urólogo, de gran trayectoria profesional, el cual se encuentra ignorado por el nomenclátor de la ciudad.