Toreros y aficionados protestan ante el Parlamento de Quito por la consulta. :: EFE
Sociedad

Los antitaurinos llegan a América

Ecuador plantea un referéndum para prohibir la muerte del toro en la plaza que, según los aficionados, acabará con la feria de Quito, la mejor del país

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Cada mes de diciembre, coincidiendo con el aniversario de su fundación, Quito se enfunda el traje de luces en la Feria Jesús del Gran Poder, la mayor atracción taurina de Ecuador y una de las más importantes de América. La ciudad se convierte en destino obligatorio para los matadores españoles que saltan el charco para 'hacer las Américas', uno de los momentos más importantes de la temporada. No se puede bajar el listón porque aquí han dejado una huella imborrable primeras figuras como el maestro Luis Miguel Dominguín, quien inauguró la feria hace más de 40 años. En definitiva, una feria taurina de lujo que, sin embargo, podría tener los días contados.

La prohibición de los espectáculos taurinos en los que muere el animal es una de las cuestiones que el presidente del país, Rafael Correa, ha incluido en un referéndum convocado por circunscripciones municipales y que se celebró el pasado fin de semana. La consulta incluye cuestiones sobre cambios en el sistema judicial y en la Prensa. El temido contagio de la fiebre antitaurina procedente de Cataluña, donde su Parlament ha prohibido los toros a partir de 2012, parece haber saltado el océano. En Ecuador, el corazón de los aficionados parecía anoche más encogido que el de los detractores de la Fiesta. Con más del 30% de los votos escrutados, los 'abolicionistas' parecían tomar la delantera no sólo en Quito, la capital, sino también en Guayaquil.

La intención del presidente Correa no es proscribir las corridas, sino instaurar el 'modelo portugués', que copia los dos primeros tercios de la lidia española pero suprime en el tercero la llamada 'suerte suprema': la muerte por estoque del animal. Algo que, vaticinan los entendidos, pondrá fin a 400 años de tauromaquia en el país. Es lo que sucedió en 2004 en Cuenca, ciudad homónima de la española, cuando una orden municipal abolió la muerte del toro y terminó por dar la puntilla a la feria de la región.

Sin ser definitivos los resultados del referéndum, los taurinos ya han puesto el grito en el cielo. El ganadero Luis Fernando García, propietario de la dehesa de Campo Bravo, se ha apresurado a asegurar que en municipios en los que no se han prohibido las corridas de toros con muerte, como Riobamba, intentarán blindar la Fiesta pidiendo al Ayuntamiento que la declare Patrimonio Cultural, tal y como hizo Francia recientemente.

Pero como hay interpretaciones para todos los gustos, el protagonismo que el toro de lidia perderá en algunas zonas lo ganará en otras, como en el centro del país y el Amazonas, donde se abre una posibilidad de negocio muy apetitosa. Y es que, con Quito fuera del circuito taurino, tienen ahora un filón por explotar fortaleciendo sus propias ferias.

Pero el movimiento antitaurino sigue extendiéndose por América. Hace sólo unos días que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), hoy en la oposición de México, anunció que prepara una ley para poner fin a estos espectáculos. Malos tiempos para los toros, sin duda.