La dinamización comercial del casco histórico, que pasa por la rehabilitación de viviendas, es una de las cuentas pendientes que tendrá que afrontar el nuevo gobierno. :: LA VOZ
Ciudadanos

Las elecciones de las incógnitas

La votación de los portuenses puede propiciar la continuidad del PP o un cambio en el Gobierno

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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El Puerto se despierta cada mañana con una agridulce sensación. Mezcla de escepticismo, hastío y una cierta dosis de esperanza por el lógico repunte que se espera de una ciudad que lo tiene todo para ser punta de lanza de la recuperación económica de la Bahía. Y decimos lógico porque cuando se está en lo más bajo, ya solo se puede ascender. El elevado índice de paro que, como en toda la provincia, afecta a la población activa, mantiene a los ciudadanos en un estado general de indiferencia por quien gobierne o deje de gobernar. Quieren soluciones. Y para un buen número de portuenses, estas vienen en forma de ayudas económicas sociales que les permiten, a duras penas, salvar cada mes. Porque el turismo, que en temporada media y baja se cuenta con cuenta gotas, ha dejado ser la gallina de los huevos de oro. El desarrollo industrial es prácticamente nulo, la promoción de viviendas públicas también. Y salvo las obras de peatonalización del centro, no existe ninguna actuación en marcha de las anunciadas y proyectadas por el equipo de Gobierno. Ni siquiera la más inminente, la pasarela peatonal sobre el Guadalete, que en teoría iba a comenzar después de la Motorada.

Este retraso causa un efecto dominó sobre los aparcamientos subterráneos de la Plaza de Toros y pozos Dulces, cuyo inicio depende de la alternativa para aparcar en la margen izquierda del Guadalete, cuyo desarrollo urbanístico tampoco ha comenzado. En definitiva, todos los sectores que generan empleo se han estancado y los portuenses asisten casi impasibles a la recta final de la legislatura, que ha sido aderezada con los escándalos de corrupción urbanísticos procedentes de la etapa de Independientes Portuenses. Los conflictos laborales con los trabajadores de prácticamente todas las concesionarias por problemas de impago, o el retraso en la elaboración de los presupuestos -a día de hoy se trabaja con el de 2010-, han sido otros eslabones en la cadena de luces y sombras del gobierno popular, que proclama su mérito por haber instaurado un modelo de ciudad y las bases para su desarrollo.

Así las cosas, es tal la indiferencia por parte de un sector de la ciudadanía que algunos encuestados a pie de calle ni siquiera conocen los nombres de los candidatos. Otros responden 'Rubalcaba' o 'Rajoy', porque al preguntar por las elecciones piensan en clave nacional. No en vano, la tibieza con que los grupos de la oposición encaran los prolegómenos del 22 de mayo traslada una sensación de resignación ante un presunto continuismo del gobierno popular.

Nadie diría que los comicios locales están a la vuelta de la esquina. Cuando lo cierto es que aún queda mucha tela por cortar y que ni el PP ni el PSOE, primer grupo de la oposición, obtendrán mayoría suficiente para gobernar en solitario. Ambos necesitarán a los concejales del Partido Andalucista, Izquierda Unida, Independientes Portuenses o Unión de Progreso y Democracia, si obtiene representación, para hacerse con el bastón de mando en el Ayuntamiento. De ahí que cause estupor la práctica ausencia de ambiente pre-electoral. Como también sorprende el hecho de que la mayoría de los vecinos que han sido sondeados no quieran revelar su identidad.

El sentir de los vecinos

«Con todos los impuestos que se pagan la ciudad debería estar mejor. El impuesto de circulación es el doble del que hay en el norte, y el IBI mucho más caro que en Jerez y Sanlúcar. Yo los impuestos municipales no los veo por ningún lado». Para Milagros Vega, ama de casa que ronda la cuarentena, no es suficiente la bajada del 1% de los impuestos y tasas municipales que este año ha aplicado el Consistorio. «Creo que Moresco va a seguir porque lo está haciendo muy bien y la gente creo que está contenta. Pero las cosas deberían ir mejor». Milagros Serma, también ama de casa, se decanta por el alcalde. Una tendencia que también siguen, a su pesar, los que no comulgan con el PP. «Debería ganar el PP por mayoría absoluta, para que tenga la oportunidad de gobernar en solitario y gestionar la ciudad. Así podríamos comprobar su capacidad». La opinión de Juan Parrado, electricista de 53 años, es diametralmente opuesta a la de Sofía Ruiz, abogada de 48 años, quien considera que las mayorías absolutas no son sanas. «El hecho de que puedan hacer de su capa un sayo deriva muchas veces en sus propios intereses». Con respecto a la ciudad, esta vecina se queja de la falta de limpieza y de civismo. «Pero por mucho que hagan los políticos, si las personas no responden, no hay nada que hacer». Su compañero de debate entiende que en El Puerto no existe conciencia de unidad. «No hay consolidación por la cantidad de diseminados de viviendas. A cada uno le interesa una cosa diferente y esto da lugar a mucho electoralismo y votos interesados».

Mientras espera su turno en una frutería, Eusebio Romero, de unos cincuenta años, es contundente. «Ganará quien tiene que ganar, porque la publicidad es muy potente. Y los demás parece que están 'acarajotados' todos». Juan Cárave García, pensionista de 67 años se declara simpatizante del PP. «Va a salir el mismo porque lo está haciendo bien. Y tal y como estamos con la crisis... Aunque debe mejorar mucho, no tantas calles peatonales, deberían abrir la plaza de la Prioral y dejar que pasen los coches...».

Otros no tienen tan clara qué papeleta introducirá en la urna. «El año pasado voté al PP pero este año no se a quién. No me siento identificada con ninguno. Pero mi voto no será en blanco». Marisol Rojas, propietaria de una tienda en el centro, se queja de que el equipo de gobierno «no ha hecho nada» por esta zona de la ciudad. «Dejé de votar a IP por el desengaño de todo lo que había pasado. Pero el PP no ha hecho nada por nosotros».

«No creo que Moresco siga, pero no porque yo no quiera. No le veo una actitud decidida, mientras El Puerto está dejado, perdido, parece que no quieren hacer nada. Cambio habrá, ¿pero por quién?. No me decanto por ninguno». Manuel Santos, camarero, clama porque la administración municipal apoye más a los pequeños empresarios. Al igual que María José Moreno, dependienta, y Victoria Panadero, ama de casa. «No creo que repitan. Hacen muchas obras, pero eso no se refleja en la vida de la gente. Seguimos con mucho paro y el turismo tampoco nos ayuda. Si a El Puerto le quitas las playas, la Prioral y el Castillo, ¿qué nos queda? Hay que ofrecer más atractivos a los turistas, que apenas se ven el resto del año. Y de eso vivimos muchos». Interrogado sobre el estado de la ciudad, Sema Miranda, portuense afincado en Chipiona desde hace años, mira a su alrededor. «El Puerto tiene potencial para estar en lo más alto y me da pena que no sea así. Llegado a un punto me da igual quien gobierne. Lo que quiero es que lo haga de la mejor forma posible por mi ciudad. Y que le luzca el pelo de verdad».

Una dimisión cada año

El patio político actual no se entiende sin el repaso a las dimisiones que se han sucedido durante la legislatura de Enrique Moresco, que no ha logrado consolidarse como líder dentro del PP. Ignacio Colón, concejal de Medio Ambiente, se marchó en 2008. David Páez, de Economía y Hacienda, en 2009. Y Beatriz Fuentes, también de Medio Ambiente, en 2010. En el comité local del partido, la lista de bajas se amplía con hasta cuatro bajas de miembros de peso. Algunos alegaron motivos personales, pero no pocos ocultaron sus desacuerdos con Moresco, ni con el hecho de que la Mesa Nacional de Antitransfuguismo los declarara como tales a él -que en 2006, tras abandonar las filas de IP, fue fichado por el PP- y a otro ex del partido independiente, Fernando Gago. Éste le dio la mayoría absoluta al PP y que se ha mantenido fiel al pacto hasta hace poco más de un mes, cuando también dimitió. A diferencia del concejal del Partido Andalucista, Antonio Jesús Ruiz, que salvando las críticas y discrepancias que se han hecho públicas, se mantiene leal al pacto. El trabajo del PA al frente de sus delegaciones no le ha cundido en proyectos visibles, como las inexistentes viviendas de protección pública, pero sí ha logrado comerle terreno al PP y cuenta con buenas perspectivas para crecer en número de concejales. Las mismas que maneja el PSOE, que también tuvo relevo de concejales. Francisco Ferrer fue sucedido por David de la Encina. Pero la marcha de Joaquín Corredera puede restar tirón a García de Quirós. Pepa Conde, por IU, se presenta con un equipo cohesionado y Silvia Gómez, por IP, con otro completamente renovado, sin nadie de la vieja guardia de Hernán. Todo está aún por decidir.