Sociedad

¿Deporte, belleza u obsesión?

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Juzguen ustedes mismos. A una servidora, la verdad, le da pavor. Ese mapa de venas a punto de estallar y teñir el escenario del mismo color de la alfombra de los Oscar; ese gesto retorcido en el rostro, a medio camino entre el sacrificio, el placer o el estreñimiento, y esa cabeza y genitales como simples complementos de una inmensa y distorsionada musculatura... desde luego que impresionan. Con el luminoso número 8 en su tanga, el deportista de la imagen compitió en FIBO, la primera feria mundial de culturismo, fitness, bienestar, deporte y salud, que acaba de celebrarse en la ciudad alemana de Essen. El premio en metálico a los ganadores de los concursos de fitness y culturismo es ridículo (3.000 euros), aunque la satisfacción de medir sus musculazos con los rivales y su fichaje para futuros espectáculos resulta más gratificante. Se lo curran, tanto hombres como mujeres, y practican muchas horas de deporte -y 'batidos'- para transgredir la anatomía humana en busca de su peculiar y obsesiva belleza.