Arriba, rebeldes libios, ayer, en un todoterreno con un lanzamisiles circulan por la carretera de Bengasi. A la izquierda, un grupo de libios cargan en una camioneta parte de la carlinga del F-15 estadounidense que se estrelló al este de Bengasi debido a un fallo mecánico :: EFE / MIKEL AYESTARAN
MUNDO

Castigo incesante a las fuerzas de Gadafi

Los aviones concentran sus raids sobre las unidades del régimen que mantienen el cerco en las ciudades de Ajdabiya y Zintan

BENGASI. Actualizado: Guardar
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Bengasi se echó a la calle para dar las gracias a la comunidad internacional por su intervención. Aunque la ciudad está casi vacía desde el fin de semana debido a los bombardeos de las fuerzas de Muamar Gadafi, un grupo numeroso de vecinos se manifestó a favor de la operación 'Amanecer de la odisea' que, según el general británico Greg Bagwell, ha logrado anular «su fuerza aérea» y su «sistema integrado de defensa y las redes de mando y control» por lo que los aliados ya pueden «operar casi con impunidad sobre Libia».

Este primer paso permite a la coalición internacional marcarse como nuevo objetivo las fuerzas terrestres que cercan ciudades como Misrata o Ajdabiya. Siguiendo con el modelo de acción llevada cabo en Bengasi con el ataque quirúrgico cuando los blindados de las tropas leales al dictador estaban a punto de llegar al centro urbano, los aviones aliados realizaron ayer varios raids contra Misrata para frenar el asedio de los hombres del líder libio que desde hace semanas atacan la tercera ciudad del país norteafricano y gran enclave opositor en el este, a apenas doscientos kilómetros de la capital, Trípoli.

El Pentágono declaró no tener constancia de bajas civiles tras los ataques aliados. Pero el contraalmirante de la Marina estadounidense Gerard Hueber, en una teleconferencia desde el buque insignia 'USS Mount Whitney' reconoció que pese a las incursiones las fuerzas de Gadafi «continúan sus ataques.»

Hospital flotante

Fuentes médicas del hospital de Misrata denunciaron la presencia de hombres del régimen a las puertas del recinto para evitar el acceso de heridos. Vecinos consultados por cadenas como Al-Jazeera alertaron de la existencia de francotiradores en las azoteas y la agencia France Press elevó a diecisiete el número de víctimas mortales, una nueva cifra de un goteo constante de bajas en las últimas semanas en una ciudad aislada por el cerco de las unidades de Trípoli que ha obligado a los rebeldes a montar un centro sanitario de urgencia en un barco para atender a los heridos que ya no caben en el hospital, según informaciones de la cadena de televisión catarí.

El recuento de bajas en esta guerra es una de las mayores incógnitas. Trípoli no informa sobre los soldados que ha perdido, y en el bando insurgente, donde la línea divisoria entre milicianos y civiles es invisible, el caos organizativo es absoluto por lo que no hay listas de ningún tipo para saber quien combate o quien muere.

Una jornada más en Ajdabiya, 160 kilómetros al sur de Bengasi, marca la frontera de la Libia liberada ya que los rebeldes son incapaces de avanzar con dirección a Trípoli. Pese a su tono desafiante, a Muamar Gadafi le surgen nuevos problemas sobre el terreno y sus fuerzas tienen ahora también que sofocar el brote revolucionario en Zintan, ciudad situada a 90 kilómetros al oeste de la capital. La diferencia fundamental es que ahora los aviones de la coalición siguen cada operación con el fin de proteger a la población civil. Precisamente el coordinador humanitario de la ONU para Libia, Rachid Jalikov, que visitó el país días antes de la operación aliada, confesó que el organismo internacional está «extremadamente preocupado» por la suerte de los civiles en medio de los combates y advirtió de que «las organizaciones humanitarias tienen actualmente una presencia muy limitada» en Libia, por lo que «falta información sobre lo que realmente está ocurriendo a los civiles».

Y el secretario general, Ban Ki-Moon, a través de su portavoz, Martin Nesirky, reiteró «el cese inmediato de la violencia por parte de los dos bandos». Ban recordó que los que vulneren el derecho humanitario internacional y los derechos humanos «tendrán que responder por sus acciones».

Con el Consejo Nacional en la clandestinidad desde hace varios días, distintos medios anunciaron ayer que los rebeldes habían decidido formar su primer gobierno interino y nombrar como presidente a Mahmud Yabril, actual representante del Consejo ante la comunidad internacional y uno de los integrantes de la delegación que se reunió con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el pasado día 10. La noticia fue desmentida posteriormente por fuentes del propio órgano rebelde.