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Piden dos años para dos policías acusados de pegar a un menor

Los agentes golpearon al adolescente, según la Fiscalía, después de haberlo inmovilizado en un centro de acogida de la capital

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz juzgará el próximo miércoles, 30 de marzo, a dos agentes de Policía Nacional de la comisaría de Cádiz a los que la Fiscalía acusa de un delito de torturas por pegar supuestamente en la cara a un adolescente de 13 años, al que inmovilizaron durante un incidente en el centro de menores Granja de San Ildefonso, en Cádiz, en el que el joven estaba acogido. Por ello, el Ministerio Fiscal solicita que se les imponga a cada uno -T. B. A. y A. V. L.- una pena de prisión de dos años y la inhabilitación durante otros diez.

Los hechos ocurrieron hace ya seis años, el 28 de septiembre de 2005, cuando los agentes fueron llamados desde el citado centro porque el joven -de nacionalidad marroquí y con documentados «problemas de conducta e inadaptación»- se encerró en su cuarto y con un mechero quemó la mosquitera de una ventana.

No era la primera vez que el joven había amenazado con prender fuego al edificio, así que los policías decidieron entrar y quitarle el encendedor. «Cuando el menor se percató de la presencia policial, acrecentó su nerviosismo y excitación, y se negó a entregar el mechero», , según explica el fiscal en su escrito de acusación, que recuerda cómo uno de los agentes insultó supuestamente al joven, llamándolo «maricón».

Tras un forcejeo, los agentes lograron su objetivo y le arrebataron el mechero al joven, pero éste -según el fiscal- «se dirigió a otra habitación, de donde desmontó dos cabeceros de las camas y las arrojó al pasillo, se hizo con un rodillo de amasar que se encontraba en un armario y con dos varillas de madera con puntillas», y amenazó a los dos policías, retándolos a que fueran a por él. Cuando los agentes intentaron agarrarlo, el adolescente les golpeó en las manos con las varillas rematadas con puntilla, lo que les ocasionó heridas leves. Sin embargo, lograron inmovilizarlo.

Como castigo

Fue entonces cuando, según el fiscal, se produjo supuestamente el delito, ya que «de forma por completo innecesaria a los fines de la intervención policial» y con el joven ya inmovilizado, uno de los acusados -T. B.A.- «le golpeó repetidamente en el rostro, alcanzándole en la boca y en particular en el ojo izquierdo y el pómulo». A juicio del Ministerio Público, estos «golpes» (no especifica si eran bofetadas o puñetazos) tenían el «propósito de castigar al menor por su comportamiento violento y las lesiones que les había causado».

Curiosamente, el joven fue detenido ese mismo día por los mismos agentes apenas una hora después, porque logró escapar y regresó al centro de menores, donde comenzó a aporrear la puerta. Entonces los agentes dijeron que «se restregaba los ojos con sus manos» y que por eso los tenía enrojecidos. Sin embargo, según el fiscal, unos educadores habían detectado antes que el niño tenía «hinchazones en los ojos», cuando fueron a recogerlo a la comisaría.