Sociedad

SORPRESA EN EL PUEBLO

«No era un cura como los demás, no hablaba de política»

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En La Manjoya es difícil encontrar a vecinos por la calle debido a su dispersión geográfica. Se suelen reunir en el centro social, que ayer estaba cerrado, o en los bares de la zona. En El Caserón había unos cuantos que, sin embargo, eran reacios a hablar sobre el párroco que ahora es político. Para Flor Guerras, Mateo Álvarez, Carmen González y Carmen Álvarez, familiares de los propietarios del establecimiento, Arturo García «es majísimo». La hija de Carmen González iba a catequesis con el cura que quiere predicar desde el escaño: «Llevaba aquí desde septiembre y era muy cercano con los críos, conectaba mucho. Hacía las misas muy amenas». Y breves, de 20 minutos incluida la de una de los domingos. «No era un sacerdote como los demás», asiente Flor Guerras. «No hablaba de política, ni de televisión, ni criticaba a nadie», tercia Carmen.

«Me parece muy bien que haya dejado de ser cura para ser político si era lo que quería porque la mitad de los sacerdotes hacen política y no son políticos», opina Mateo Álvarez. ¿Le votarán? «Si las ideas del partido son como las que dice en misa, no nos importaría. Lo peor es que no le dejen compatibilizar las dos cosas», lamentaba este grupo de amigos.

En La Manjoya le dan ya vueltas a la idea de despedir con una gran fabada a este religioso joven y diferente, que lo mismo les sorprendía un día en chándal, que otro con corbata y al siguiente en vaqueros. Flor Guerras recuerda, sobre todo, sus funerales. «Era genial. Cuando había un sepelio, ni te hablaba de Dios ni nada, decía que se había muerto porque estaba enfermo y se acabó».