MILENIO

MUCHA PACIENCIA

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El llamado realismo mágico en literatura irrumpió en la América Latina en el último tercio del siglo pasado, con aquel soplo de gloria literaria que exhibió un reducido grupo de escritores ungidos por un talento narrativo propio de dioses en aquel continente tan excesivo en todo. Ellos mezclaron la crónica de las desventuras y glorias de la época con los sueños propios de mentes cercadas y alucinadas por los desvaríos sociales y excesos de sus gobernantes y matarifes a sueldo.

Ahora estamos en un nuevo realismo, eso sí, inquietante más que mágico, pero en la política errática y especulativa que ejercen los mandatarios públicos de la época. Esas elecciones locales, por ejemplo, a tiro de onda con unos partidos que no encuentran sosiego ni luces para proseguir por un sendero reconocible y asumible. Al contrario. Le monta internamente la gerontocracia media socialista de Jerez un 'pollo' de envergadura a la actual alcaldesa, Pilar Sánchez, que gobierna con mayoría absoluta y tiene que acudir en su defensa, salvo pruebas en contra, el presidente socialista de la Junta. Qué disparate.

O la desdichada historia del exconsejero de Empleo y ex director general de Empleo casi una década, Antonio Fernández, con más antigüedad en el poder socialista andaluz que la mayoría de la militancia regional actual. Imputado en el pufo de los ERE, Fernández mantiene un pulso con su dirección política y con la opinión pública defendiendo su inocencia. Otro caso, pues, de tintes surrealistas en un marco político desencajado por la larga estancia en el poder juntero de los socialistas.

Porque, igualmente, los populares de Arenas y Sanz, el 'número dos' de la paciencia, que llevan más de veinte años acariciando en la oposición la cercanía del poder no están, precisamente, para predicarles paciencia, sobriedad y templanza. Nunca lograron entrar en los palacios ni en las instituciones gobernadas por el longevo poder socialista, salvo como invitados en una fecha patria de marcado carácter institucional. Y es cierto. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Y en este tiempo de espera de los sufridos populares, muchos encanecieron y ganaron peso, como el caso del líder Arenas.