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UN SIGLO DE FEMINISMOUN SIGLO DE FEMINISMO

El feminismo arranca en el siglo XVII, pero fue en el XX cuando alcanzó su desarrollo intelectual, social y políticoCuando se cumplen cien años del Día Internacional de la Mujer, LA VOZ repasa la historia social e intelectual de este movimiento

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E ste 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer cumple cien años. Estados Unidos celebraba desde 1908 el 'Woman's Day' para reivindicar el sufragio femenino. En la Segunda Conferencia Socialista de Mujeres, en agosto de 1910, la militante alemana Clara Zetkin lanzó en Copenhague la idea de fijar un día en todo el mundo para potenciar el derecho al voto de la mujer. Su propuesta se aprobó, y en 1911 se celebró por primera vez. El movimiento feminista tiene más de un siglo, pero la literatura empeñada en combatir la dominación humana más antigua y universal, más de tres; su gran precedente es la obra del cartesiano Poullain de la Barre 'De la igualdad de los dos sexos', publicada en 1673.

El próximo martes 8 de marzo, cientos de miles de mujeres y menos hombres saldrán a la calle en todo el mundo a celebrar lo conseguido y reclamar lo pendiente en materia de igualdad. Y las instituciones conmemorarán este día color violeta.

En nuestro país se acuñará una moneda de 20 euros con el retrato de Clara Campoamor, la sufragista española que trajo el voto a las mujeres en 1931, con la Republica, antes de que durante 41 años (1936-1977) nos lo secuestraran a todos los ciudadanos. Dos millones de monedas de colección recordarán hablando en plata (el metal que las recubre) el papel fundamental de esta pionera en nuestra historia política.

Hoy, una niña puede ya leer en un libro infantil a los cinco años quién es Clara Campoamor (Madrid 1888-Lausana, 1972). 'Ellas hiceron Historia' se lo cuenta. Y un jovencito, comprender con preciosas ilustraciones de Cecilia Varela y lenguaje adecuado a sus 8-12 años, lo injusto de que muriera olvidada en el exilio gracias a 'Mi primer libro sobre ellas' (ambos, de Marta Rivera de la Cruz, editados por Anaya). Hay libros infantiles que explican la vida de mujeres admirables. Pero no siempre ha sido así. A esas mujeres que cambiaron la Historia, como María Moliner -quien escribió ella sola todo un diccionario, aún obra de referencia-, esa misma Historia con mayúsculas les ha escamoteado su lugar. La Real Academia de la Lengua negó a María Moliner el sillón que le correspondía en 1972. No para dejarlo vacío, sino para dárselo a un hombre. Uno de los retos del siglo XXI, alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres, empieza por educar a las jóvenes generaciones.

La bibliografía feminista es inmensa desde que en 1793 la madre de Mary Shelley, Mary Wollstonecraft, escribiera la fundacional 'Vindicación de los derechos de la mujer'. Creció protegiendo a su madre de las palizas de su padre, fue maestra, y con 33 años publicó un texto radicalmente moderno, en el que dice: «Abogo por mi sexo y no por mí misma. Desde hace tiempo he considerado la independencia como la bendición de la vida». Un siglo antes que ella, en 1673, De la Barre escribió 'De la igualdad de los dos sexos'. En ese siglo de feminismo ilustrado, según Amelia Valcarcel, se logra que la inferioridad de la mujer «que se entendía religiosamente determinada (la maldición de Eva), o natural, pase a ser un asunto polémico y político». La segunda gran ola de feminismo se corresponde con el movimiento sufragista. Comienza con la Declaración de Sentimientos en Seneca Falls y culmina en 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, realizada con el empuje de la feminista Eleanor Roosvelt. La tercera ola y actual, se inicia en torno a 1968 con la agitación estudiantil que estremece el mundo. Su encaje teórico bascula entre 'El segundo sexo' de Simone de Beauvoir', publicado cuando se acababa el sufragismo, 'La mística de la feminidad de Betty Friedan (1963), y el enorme corpus teórico surgido desde los años 70 del siglo XX hasta nuestros días. Ya no se discute tanto la igualdad teórica, sino la práctica, en la que aún hay mucho por conquistar.

La pensadora Celia Amorós señala que la teoría crítica feminista va más allá que otras teorías «No es un paradigma al lado de otros, es el 'Pepito Grillo' del resto de las teorías». Marian López Fernandez Cao recuerda las enseñanzas de la primera directora del Intituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, creado en 1987: «En el seminario 'Feminismo e Ilustración', con la precisión de una cirujana, diseccionaba Celia Amorós una por una las teorías filosóficas de Occidente, afilado el bisturí, con un rigor conceptual extraordinario, y haciéndonos ver, como una profesora de Anatomía Patológica, las contradicciones que encerraban o los giros paradójicos que tomaban para mantener, frente a brillantes elucubraciones, la sujeción o inferioridad de las mujeres, distinguiendo entre pensamiento y creencia, como entre arterias y venas».

Amorós, la única mujer que ha obtenido el Premio Nacional de Ensayo (2006) por 'La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias para las mujeres', recién jubilada, ha sido objeto de homenaje en 'Pensar con Celia Amorós' (Ed. Fundamentos), donde 25 intelectuales, 3 de ellos hombres, elogian su magisterio y sus aportaciones al reivindicar que los valores de la Ilustración (libertad, igualdad, lucha de la razón contra el prejuicio), posibilitan la aparición del pensamiento feminista.

Feminismo y machismo

Pero, qué es el feminismo, ¿lo contrario que el machismo? La periodista Nuria Varela ha sintetizado con rigor y amenidad mucha teoría feminista en 'Feminismo para principiantes' (Ed. B), y sostiene: «El machismo es una forma de defender los privilegios del hombre que no tiene tradición intelectual, es un movimiento vital de supremacía, mientras que el feminismo es una teoría política y filosófica crítica, un movimiento social que se basa en la justicia».

El disparate de equiparar feminismo y machismo se comprende si reflexionamos sobre el hecho de que en sus tres siglos de historia, el feminismo no ha dejado una sola víctima por violencia ni ha puesto una bomba. Todos sus logros para equiparar a las dos mitades de la humanidad se han alcanzado con alianzas y pactos. Sin embargo, las víctimas de la violencia machista son noticia cada semana (en España, en lo que va de 2011, 13 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas). «El feminismo no es lo contrario del machismo, pero es absolutamente contrario a él», según Amelia Valcarcel en 'Feminismo en un mundo global'.

La teoría del género sostiene que el hecho biológico del sexo es algo distinto que el género. El género es el «proceso de culturización que se hace con el niño o la niña por el hecho de nacer niño o niña», nos explica Nuria Varela en su obra divulgativa. No es posible afirmar que a los niños les gusta el fútbol y a las niñas las muñecas porque desde el momento mismo en que la ecografía anuncia que el bebé va a ser chico o chica, ya se está eligiendo el color de las paredes del cuarto y sus juguetes.

Los feminismos de la Igualdad y la Diferencia tienen dos maneras de entender las reivindicaciones de la mujer. En los tres volúmenes 'Teoría Feminista: De la Ilustración a la globalización' (ed. Minerva) coordinados por Ana de Miguel, se sistematiza el trabajo plural de las teorías de un movimiento en el que hoy dominan dos posturas. El Feminismo de la Igualdad, hijo de la Ilustración, sostiene que ampliar los derechos de las mujeres como seres humanos iguales a los hombres es sólo un democratismo. El de la Diferencia, minoritario, tiene su origen en los años sesenta en Italia y se basa en que la figura de la madre es esencial: engendrar una criatura humana merece un reconocimiento social. Y ensalza algunas características -virtudes- como propias del sexo femenino. Para el Feminismo de la Diferencia el hombre no es el referente. «Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos», señalan las defensoras de la corriente de la Igualdad. Y creen que el hombre es la referencia para conquistar derechos que ellos tienen y a ellas, como ciudadanas, no como mujeres, les corresponden. Esta corriente, vinculada a la izquierda, defiende las cuotas de participación política como una estrategia necesaria para desactivar zonas oscuras de la desigualdad hacia las mujeres. Las leyes de Igualdad, Violencia de género y Dependencia de la última legislatura, se podrían resumir como 'Lo que el feminismo ha hecho por ti'. Por todos.

El violeta es el color del feminismo. No está claro por qué. En una versión sobre los orígenes de la celebración del 8 de Marzo como Día Internacional de las mujeres, la leyenda cuenta que se adoptó en honor a 129 mujeres que murieron en una fábrica textil de Estados Unidos en 1908 cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego a la empresa con ellas dentro. Esa misma leyenda relata que las telas sobre las que trabajaban las obreras eran de color violeta. O que el humo que salía de la fábrica se podía ver a kilómetros de distancia y tenía ese color.

La historiografía ofrece datos encontrados sobre los orígenes del Día de la Mujer que una tesis de Ana Isabel Alvarez, defendida en la Universidad de Oviedo en 1999, 'Los orígenes de la celebración del Día Internacional de la mujer 1910-1945' (KRL ediciones), aclara. El incendio fue en 1911 y su origen accidental. «El incendio de la fábrica textil Cotton de Nueva York y el color de las telas forman parte de la mitología del feminismo más que de su historia, pero tanto el color como la fecha son compartidos por las feministas de todo el mundo». En los 90, se adoptó un lazo color violeta para denunciar los actos violentos que se ejercen contra las mujeres.

Al leer 'El segundo sexo' de Simone de Beauvoir, la actriz Wendy Deforme, afirmo: «La lectura de 'El segundo sexo' me produjo la impresión de haberme puesto unas gafas con las que ver el mundo». No es la única que asegura que ese clásico del feminismo moderno le ha abierto los ojos.

Para estrenar las gafas violeta, no sería mala idea preguntarse siempre: ¿dónde están las mujeres? Desde la Real Academia de la Lengua hasta los puestos directivos de los colegios profesionales; desde los consejos de administración de las empresas hasta los comités de redacción de los medios de comunicación. Preguntárselo ante los libros de Historia, los museos, las orquestas, las portadas de los periódicos, los ensayos clínicos, las listas de «los personajes más relevantes del siglo XX» o «las 100 mejores novelas de la historia». ¿Dónde están las mujeres?