EDUCACIÓN. IES Antonio Muro (Puerto Real)

La ciencia de la fregona también se aprende

Desde las tareas del hogar a la gestión del salario: una asignatura instruye sobre el valor de la independenciaEl objetivo es que los chicos conozcan las dificultades de vivir solos y asumir sus propios gastos

PUERTO REAL. Actualizado: Guardar
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El cubo y la fregona también tienen su ciencia. Hay que utilizarlos con destreza para sacarles el máximo partido y que la limpieza cunda lo suficiente. Porque tarde o temprano, esos objetos a los que muchos adolescentes parecen tener fobia formarán parte de sus vidas tanto como el trabajo, las facturas o la cesta de la compra. Ahora que el acceso al mundo laboral se dilata tanto como la salida del nido paterno, ellos se imaginan asumiendo esas tareas y obligaciones en un futuro muy lejano, lo cual retrasa aún más el sentido de la independencia, las ganas de valerse por sí mismos y asumir el coste de la vida: desde la cuota de la electricidad hasta el jabón de la ducha. No en vano, el ser autosuficiente forma parte de la madurez del individuo.

«Queremos enseñarles a ser autónomos como una forma de gestionar la propia casa, la economía y en definitiva, la propia vida». Lola Maceiras es la profesora responsable de una asignatura optativa de cuarto de ESO que se imparte desde hace tres años en el instituto Antonio Muro: Gestión, Administración y Realización de Tareas Domésticas. En esta disciplina no hay ordenadores, ni probetas ni microscopios ni pizarras digitales. Aprenden a hacer algo tan simple y a la sazón tan vital, como a arremangarse y limpiar. Al mismo tiempo ambos sexos toman conciencia de que las tareas domésticas no es una cuestión del hombre o de la mujer, sino de la persona, sin más.

«La igualdad debe ser un valor transversal que se transmita con todas las asignaturas, pero este es un modo muy eficaz de que comprendan que hay cuestiones en la vida que trascienden los sexos». Los alumnos, seis chicos y diecisiete chicas, realizan sencillos ejercicios de simulación sobre sus cuadernos, que abarcan desde la búsqueda de empleo y alquiler hasta la administración del salario para cubrir todos los gastos y la práctica pura y dura de las tareas domésticas que tendrán que hacer ineludiblemente cuando vivan solos o en pareja. Fregar, planchar e incluso coser. «Los primeros días sí percibes los perfiles tradicionales, pero poco a poco los chavales se implican».

Un choque con la realidad

«Ahora comprendemos mucho mejor a nuestros padres». Álvaro, Cinthya, Marta, Sergio, Gonzalo y Valentín ya saben que con sus sueldos de mileuristas no podrán darse todos los caprichos que les gustaría, ni salir todos los fines de semana a cenar, tomar copas y al cine. El presupuesto de ocio no da para tanto. «Cuando vas restando los gastos de alquiler, luz y agua, comunidad, comida... ¡te das cuenta de que no te queda nada!».

«Para ellos es un choque con la realidad muy potente». Lo que más impacta a estos jóvenes es asimilar que en la vida real y sobre todo en los inicios de etapa autosuficiente su situación económica no les cundirá demasiado. Apenas para algunos pequeños placeres que tendrán que medir al milímetro. Y aunque reconocen que pasados unos años les gustaría independizarse, anteponen como condición ganar el dinero suficiente que les permita llevar el ritmo desahogado de vida que quisieran. No son del todo conscientes de que hasta que ese día llegue, pueden pasar muchos años. Lo que sí tienen claro es que mientras mejor sea su preparación, más posibilidades tendrán de acceder a un buen empleo. Para Cinthya, cuanto más se estudia más fácil es encontrar un trabajo bien remunerado. «Aunque hoy en día con estudios también es muy difícil».

Todos reconocen que en sus casas suelen participar en las tareas del hogar, sobre todo en las más sencillas y en las que atañen a su habitación. Pero limpiar el baño era todo un enigma que gracias a esta asignatura ya han descifrado. La comida también es otra de las cuestiones sobre la que han descubierto que no todo vale. «Hay que elaborar un menú variado durante toda la semana porque eso es beneficioso para la salud. Yo al hacerlo me he dado cuenta de las veces que repito las mismas comidas».

«Están hartos de teoría. Y para que se den cuenta de lo complicado que es autogestionarse es preciso que en la medida de lo posible, lo hagan ellos mismos. Pero para aprender a planchar una camisa, tienen que traer ellos la plancha. También cuando tocó hacer la cama, tuvieron que traer de casa las mantas y sábanas». Lola Maceiras se quejó de que el gran problema a la hora de impartir esta asignatura, reconocida como Proyecto Integrado por parte de la consejería de Educación, es la falta de medios.

Escasez de medios

La intención del instituto pasa por habilitar una de las aulas, que dispone de toma de agua y fregaderos, con una pequeña cocina para que los alumnos desarrollen plenamente y con comodidad sus prácticas. Pero el año pasado solicitaron una pequeña subvención para la compra de material que les fue denegada. «No obstante en los centros educativos de otros países como Suecia y Alemania, con los que tenemos intercambios de alumnos, es normal la existencia de aulas dedicadas exclusivamente a impartir clases de costura o cocina». De momento en este instituto tendrán que seguir tirando de la imaginación para continuar su cruzada por la igualdad y la independencia