Uno más entre las estrellas

Instalado cómodamente en la clase noble del baloncesto mundial, poco le queda ya por hacer a Pau Gasol y escasos son los objetivos que aún puedan estimular al mejor jugador español de la historia.

En la NBA, dos anillos adornan ya sus maltrechos dedos. Con la selección española, solo el oro olímpico falta entre sus trofeos, y espera aspirar a él en Londres 2012. Y en su posible retiro dorado final en España, la Liga Europea debería ser la última muesca que se apunte en su carrera, en su Barcelona y con su compañero de andanzas Juan Carlos Navarro.

Hasta entonces, el catalán sigue acumulando méritos personales. El próximo puede ser la titularidad en el partido de las estrellas que cierra el 'All Star Weekend' que se disputa desde esta noche en Los Angeles y que también incluye los concursos de mates y triples y el partido de los novatos y los jugadores de segundo año.

Las votaciones de los aficionados le apartaron inicialmente del cinco inicial de la Conferencia Oeste, superado en las posiciones de pívot por Carmelo Anthony y Yao Ming. El gigante chino se ha convertido en el sempitermo titular bajo los aros gracias al apoyo de sus compatriotas. Contra una masa potencial de más de 1.300 millones de seguidores poco se puede hacer.

Sin embargo, empujado por las lesiones constantes, la carrera de Yao parece llegar a su fin y solo una recuperación milagrosa hará que el jugador de los Rockets vuelva a mover su mastodóntico cuerpo por las pistas de baloncesto. Esto abre un hueco en el quinteto titular del Oeste que antes estaba absolutamente cerrado para el resto.

La razones que esgrime Pau para que el comisionado de la liga, David Stern, y Gregg Popovich, técnico de su conferencia, lo escojan son contundentes. El All Star se disputa en Los Angeles y, aunque tanto los Clippers, con Blake Griffin, como los Lakers, con Kobe Bryant y el propio Gasol, están representados como anfitriones, la inclusión del español como titular en su cuarta participación sería un guiño más a la ciudad.

Además, el español mantiene su categoría de estrella, pese a ejercer de escudero del mejor jugador de la liga tras la salida de Jordan. Su concepto colectivo del juego, sin perder protagonismo, llama la atención entre los aficionados en una liga en el que prima la individualidad, y se ha colado en la lista de los que más camisetas venden. Eso son dólares, muchos dólares, que dentro de un organismos basado en el 'show business' cuenta y mucho.

Escasa competitividad

Su condición de europeo es otro punto que puede sumar tanto a su favor como en su contra. El Viejo Continente es un mercado fiel a la NBA y añadiría un aliciente más para los seguidores del otro lado del charco. Sin embargo, en un espectáculo tan netamente americano como el All Star, rodeado de una parafernalia que llega a superar lo hortera y que los estadounidenses adoran, la sobriedad del de Sant Boi -un «cisne blanco», como lo definió Bryant-, sin gestos exagerados ni malas formas con el rival, no le ayuda a destacar.

Más aún cuando hace ya años que el carácter competitivo que va unido a cualquier espectáculo deportivo ha desaparecido del fin de semana de las estrellas, que se ha convertido en una sucesión de mates, bromas y anécdotas varias. Muy lejanos quedan los duelos con 'Magic' Jonhson, Bird, Isiah Thomas o Jordan, que convertían la gran fiesta del baloncesto mundial en un nuevo reto en el que la derrota no formaba parte de la diversión.

Tampoco ayudará a Gasol la afición yanqui por honrar a sus héroes -casi tanto como la de hundirlos- cuando huelen su retiro. Su rival por el puesto es Tim Duncan, uno de los mejores jugadores de la historia de la NBA y a la vez menos valorados, que puede saborear en Los Angeles su último All Star. Tanto Stern como Popovich, su técnico en San Antonio, pueden considerar darle su último homenaje incluyendo al heredero del 'almirante' Robinson entre los más grandes dejando a Pau en el banquillo.