LA HEROÍNA DE LA LIBERTAD

Si hay un personaje que represente los principios liberales de la Constitución de 1812 ese es el de la heroína popular Mariana Pineda, que moriría ajusticiada en el garrote vil por el delito de haber bordado la bandera liberal. Una bandera de dos metros por uno aproximadamente, hecha en tafetán morado, en la que había cosido un triángulo verde, los dos colores del concepto de Oriente masónico y en la que se había bordado en hilo rojo el lema liberal Igualdad, libertad y ley. Mariana Pineda es arrestada, acusada de conspiración o insurrecta, e inmediatamente encarcelada. Perseguida por Pedrosa -su verdugo-, pasó sus últimos días en el Beaterio granadino de Santa María Egipciaca, que utilizado originariamente para rehabilitar prostitutas había degenerado en una cárcel común para mujeres. Durante su juicio, Pedrosa, quien se le había insinuado, enamorado o confundido por la libertad sentimental de Pineda, intentará convencerla de que delate a sus cómplices a cambio de perdonarla, pero ella se niega: «Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrostrar el trance final. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente». Finalmente, tras un juicio lleno de irregularidades, Fernando VII firma su sentencia de muerte.