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Algo pasa con ella

Aguirre tiene una virtud personal que políticamente puede ser un desastre y es que dice lo que piensa

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El Congreso sevillano que se marcó el PP este fin de semana tuvo algo de unidad, (por supuesto), pero también de repaso de cuentas. De otra manera no se entiende que al minuto uno de decir Esperanza Aguirre lo que piensa de la candidata del PP a Asturias, se le haya lanzado encima la maquinaria de Génova. A la tan cacareada unidad de Sevilla le falta un pequeño detalle: gobernar. Y de eso Esperanza Aguirre sabe quintal y medio, entre otras cosas porque ha ganado en las urnas a los rivales socialistas que se le han presentado, (cosa que Mariano Rajoy hasta la fecha no ha logrado en confrontaciones directas). Rajoy torea de salón y en un albero lleno de gaviotas que da gusto; con las mejores encuestas que ha tenido nunca su partido se adorna, se anima con el pasodoble compuesto por Ana Mato y se viene arriba cuando le ponen delante del espejito «dime sí hay otro mejor que yo». Pero no olvidemos que las convenciones son un ensayo con público.

En entrevista realizada por Félix Madero en Punto Radio, Esperanza Aguirre admitió que le dijo a la candidata por Asturias que no iría a apoyarle en la campaña porque «Cascos es el mejor»; y también añadía «aunque Cascos ha hecho últimamente cosas que no me gustan». Pero esta última parte parece que en Génova la han escuchado bajito.

Aguirre tiene una virtud personal que políticamente puede ser un desastre y es que dice lo que piensa. Lo dijo antes de aquel congreso de Valencia y provocó que Rajoy respondiera aquello de «el que se quiera ir al partido liberal, o al conservador, que se vaya». Las personas que dicen, y hacen, lo mismo ya tienen un mérito, otra cosa es que los estrategas políticos recomienden el fariseísmo como método ordinario de supervivencia. Y si ella cree que Cascos era el mejor candidato lo va a sostener contra viento y mareas internas.

Más bien parece que en este caso la recién nombrada candidata del PP en Asturias, (Isabel Pérez Espinosa, a la que Rajoy llamó «Fernández Espinosa» hace una semana), tiene ganas de notoriedad pública y de contar las verdades a medias. Es evidente que es ella la que filtra la respuesta de Aguirre pero solo la primera parte, la segunda debió olvidarla por esos lapsus que tiene la memoria.

Como en la película 'Algo pasa con Mary', en el PP de Génova no entienden el carácter de Aguirre, y al no poder domesticarla lo que hacen es mostrarle desprecio. Bien es verdad que el ninguneo llega hasta un punto, hasta cuándo se trata de ganar elecciones en Madrid porque en ese caso Aguirre les hace falta. En otro caso, si los odios cainitas de Génova volaran a sus anchas, que a nadie le quepa la duda de que a Esperanza Aguirre ya le habrían «hecho un Cascos», y sin piedad.