La directora del centro María Auxiliadora, Pilar Chinchilla, en la capilla del colegio. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

«Llegaremos a los 100 años en Cádiz»

La congregación ha organizado diversos actos a nivel nacional para conmemorar el 125 aniversario de su misión educativa en España El colegio María Auxiliadora celebra hoy los 65 años de la llegada de las hermanas a la ciudad

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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No hace falta rebuscar mucho para averiguar cómo fue la llegada de la congregación de las hermanas Salesianas a la capital gaditana. Diversos tomos recogen la labor desarrollada por las religiosas desde que se instalaran en la ciudad, en el barrio de San José, allá en 1946. De eso hace ya 65 años y ya ni siquiera siguen en el mismo lugar. El papel ya amarillento por el paso de los años, recoge historias entrañables de la vida cotidiana de la congregación y de la ciudad. Un ejemplo es la explosión de 1948 que relata de la siguiente manera: «María Auxiliadora nos ha protegido. La explosión ha afectado a todas las casas de alrededor mientras que la nuestra se ha mantenido intacta. No ha habido daños, todas nosotras estábamos en el patio. Solo ha resultado herida una niñita tras caerle encima los cristales de una puerta. Tiene algunos rasguños en la carita». La actual directora del centro, Pilar Chinchilla, guarda estos documentos como oro en paño. «Te emociona leer los libros escritos por la cronista por la ternura con la que están hechos». Otra las historias que recoge es la aparición de una jarra llena de aceite cuando la encargada de cocinar aseguró una y otra vez que no quedaba. «Por aquel entonces eran muy pobres».

Mucho tiempo ha pasado desde que impartieran las primeras clases y muchas cosas han cambiado si se comparan las aulas de aquel entonces con las de hoy en día. «Comenzamos dando clases nocturnas a unas 150 mujeres obreras hasta que nos dieron el certificado y comenzamos con las clases de primaria». 65 años después, el colegio educa a más de 800 niños y camina de la mano de las nuevas tecnologías. «La situación del alumnado e incluso de sus familias ha cambiado mucho y las normas también», relata Chinchilla. «Ahora se nota más la falta de respeto y de disciplina, el profesor tiene que trabajar mucho más para ganarse la atención de los niños». Las materias también han evolucionado. «El primer gran cambio que afrontamos fue la coeducación, mezclar niños y niñas en la misma aula, después vinieron los nuevos planes educativos, la EGB por la ESO, aunque siempre hemos querido ir por delante, de hecho tenemos el sello de calidad». En la actualidad imparten inglés desde los tres años, clases de informática e incluso disponen de dos líneas de curso formativo de grado medio: una de técnico en gestión administrativa y otro de comercio.

Hacia las nuevas tecnologías

Pilar Chinchilla camina despacio por el pasillo del colegio. «Este centro tiene menos años». «Los terrenos donde estábamos antes fueron donados a la congregación pero en 1966 los expropiaron y pudimos quedarnos en la Avenida Ana de Villa donde continuamos nuestra labor». La inclusión de las nuevas tecnologías es un objetivo que aspiran a alcanzar a corto plazo para seguir educando a los niños. «No disponemos de la pizarra electrónica por su elevado precio pero estamos esperando a que llegue el momento porque estamos deseando dar el salto». Aún así no olvidan el trato directo con el alumno y van más allá del horario lectivo. «Las tardes de los viernes la dedicamos a organizar diversos talleres tanto para nuestros escolares como para sus amigos». Una forma de seguir inculcando el espíritu del colegio que espera que se alargue hasta llegar a los cien años «y más».

El centro celebra hoy los 65 años de su llegada a Cádiz y los 125 años a España. Para conmemorar el evento, el colegio ha organizado un concierto abierto al público a partir de las 19.00 con la actuación de la coral de María Auxiliadora en la capilla, tras lo cual, el obispo de Cádiz, Antonio Ceballos, oficiará una eucaristía. Las hermanas esperan que todos los asistentes les acompañen después en un aperitivo para pasar una jornada de convivencia.