Opinion

Panorama complicado

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La casé el otro día por la puerta del Ayuntamiento, y nada había cambiado. Es decir, que un colectivo cualquiera al que se le debe dinero estaba concentrado protestando. Cada mañana, cuando comienza una de las entregas de un informativo local de una emisora idem, suele ser habitual un comienzo de este tipo: los trabajadores de la empresa tal volvieron a concentrarse en demanda de la nómina del mes (que sea) que todavía se les adeuda. Si nos vamos del escenario local al escenario autonómico, el panorama tampoco es muy esperanzador. La Junta paga tarde y mal, cuando paga, y hay colectivos, los abogados por ejemplo, que aun cuando estas líneas se escriben esperan cobrar el segundo y tercer trimestre de 2010 del Turno de Oficio, a cargo de la Consejería de Justicia de la Junta. Una auténtica vergüenza. Esta semana que entra se ha prometido que se pagará. Aun así, sigue siendo una vergüenza. Y si de estos ámbitos nos trasladamos al nacional, tampoco el escenario se adivina esperanzador. El temido rescate español parece que se ha parado por milagro, pero eso no hace cuajar brotes verdes en nuestra economía. Si alguien apunta la idea de que hay que trabajar más y conformarse con no ganar mas, por ahora, no es popular, pero en realidad, en estas épocas de crisis pocas son las recetas que no pasen por sacrificios colectivos. Los políticos deberían dar ejemplo, y cuando lleguen al poder en las próximas convocatorias electorales, podrían prescindir de remunerar asesores y nombrar como oráculos a quienes tienen la vida resuelta y amortizada, amen de prestigio suficientemente acreditado. Podrían dar ejemplo personal, algo que no abunda, y, por ejemplo, en las pequeñas ciudades, los alcaldes podrían prescindir salvo absoluta necesidad de los coches oficiales, caminar más por las calles, mirar más la realidad, tener mas contacto con el pulso diario de la vida ciudadana. Bajarse un poco el sueldo tampoco estaría mal, y amortizar los puestos de trabajo que vayan llegando a la edad de jubilación, para frenar a la baja las atróficas plantillas municipales, que seguro Jerez no es la única en esto de la atrofia. De todos modos, y a modo de conclusión general, no se como les quedan ganas y afición a los políticos de prometer horizontes de esperanza, cuando ni ellos mismos, ni los politólogos, ni los economistas, ni los sociólogos, saben lo que va a pasar.