CARTAS AL DIRECTOR

Indignante

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Idignante me parece la postura del Senado. Me parece indignante porque da la impresión de que los cuatro señores senadores por provincia que lo integran según art. 69.2 de nuestra actual Constitucion no están en la realidad económica que atraviesa el país; que no son unos cuantos, sino cuatro por cada provincia y, para su utilidad, mejor es no pensarlo porque trabajan menos que el sastre de Tarzán. Eso explica que dispongan de tanto tiempo y modifiquen y enriquezcan su reglamento con normas como la que se acaba de aprobar. Creo que debería ser condición sin la cual no se puede ser senador el perfecto uso del castellano, como en realidad ocurre. A qué viene eso de que cada grupo territorial deba expresarse en su dialecto, sabiendo, como saben el castellano.

Resulta una cuantía económica de trescientos cincuenta mil euros al año del presupuesto, más sus nóminas, una broma económica para los resultados que se recoge en el balance de la actividad de una cámara casi inactiva e igualmente ineficaz. Una mitad de nuestro Parlamento, cuya misión entre otras debería ser mejorar las relaciones interterritoriales ( integración territorial expresa el art. 69.1) y al parecer de lo que tratan es de establecer bien claro discriminaciones lingüísticas para satisfacer su fuero interno.

Lo que me ha permitido y obligado exponer esta reflexión es que existen senadores que no están de acuerdo con la norma aprobada por una mayoría, que para mí piensan más en cada uno de ellos en particular que en el pueblo que los colocó para mejorar sus relaciones interterritoriales. Eso y que la otra cámara, la de los Diputados, tampoco están de acuerdo con ese distintivo.