Opinion

La Administración al servicio del partido

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Con la pretendida reordenación del sector público en Andalucía, retrocedemos más de doscientos años en el régimen de ingreso en la Administración, estableciéndose un sistema caciquil de acceso a la misma.

Ya la exposición de motivos del Estatuto de Bravo Murillo de 1852 señalaba que: «Una deplorable experiencia ha venido a demostrar que el no exigir requisitos y condiciones necesarias para entrar en la carrera de la Administración, equivalía a constituir los destinos en patrimonios de favor».

Son más de 20.000 empleados los que accederán a la Junta, prescindiendo de los procedimientos que garanticen los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, así como los de publicidad, transparencia, imparcialidad y profesionalidad de los miembros de los órganos de selección, entre otros. Un progreso en busca de una Administración imparcial y al servicio de la ciudadanía va a cambiar por Decreto para ponerla al servicio del partido gobernante.

El panorama que dejará esta reordenación dará lugar al fenómeno que se producía hace dos siglos conocido como las 'Cesantías', en el que cada cambio de gobierno suponía la sustitución de los empleados designados por el anterior.

Si el ciudadano tiene la suerte de que cuando le atiendan en cualquier agencia, el empleado comparte su misma ideología, su solicitud seguirá el trámite de urgencia. Por el contrario, si no acude con el carné del partido bien visible, se verá inmerso en múltiples paralizaciones del procedimiento.