Marta López, voluntaria de la parroquia, coloca los juguetes, uno de los productos artesanos que ofrece el establecimiento. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Santo Tomás levanta la baraja

La parroquia de Extramuros pone en marcha una tienda de comercio justo

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No es caridad, es justicia. No supone el engorde de una interminable cadena de distribuidores. En esta tienda el valor añadido del producto se queda en el productor. Algo completamente interiorizado por la comunidad parroquial de Santo Tomás y su párroco, Juan Piña, que han puesto en marcha una tienda de comercio justo. Punto Solidario -así se llama el establecimiento- abrió sus puertas el pasado 9 de diciembre en la plaza de Santo Tomás con unos ideales muy claros. «Es un proyecto muy importante para la promoción de las personas que desarrollan su trabajo de una forma legítima», como explicó ayer a este medio Piña.

Dignidad, justicia y solidaridad son los principios que han llevado a casi 40 colaboradores de la parroquia a trabajar en la tienda de forma altruista en labores de búsqueda de género, administración o venta. Y también los valores que han llevado a la iglesia de extramuros a embarcarse en un gran proyecto que ha incluido el alquiler de un local y el equipamiento del mismo. «Todo surgió al ver que la tienda se quedaba vacía. Vi que recogía todos los requisitos para una tienda de estas características y lo llevé al Consejo Parroquial». Así explica el sacerdote los primeros pasos de una iniciativa que en apenas diez días echó a andar.

Ahora ya ha pasado el primer mes desde que levantaran la baraja y comienzan a llegar los primeros resultados: «La tienda está funcionando muy bien y tiene buena acogida». Un dato que confirma una de las voluntarias del proyecto, Isabel García que en la mañana de ayer fue la encargada del establecimiento junto con Marta López. «Durante la Navidad han funcionado muy bien todos los artículos de regalo», explicó García en referencia a objetos de artesanía, juguetes o bisutería. Sin embargo, el comercio también ofrece productos de alimentación o textiles.

Todo el género que ofrece la tienda proviene de países pobres o en vías de desarrollo de Asia, Oceanía, África o Sudamérica. Los beneficios obtenidos con la actividad se destinan mayoritariamente al productor que, al ver reducida la cadena a un distribuidor y punto de venta, asume la mayor parte del valor añadido. Un «acto de justicia», como lo define Piña y que ha llevado a Santo Tomás a desafiar a la crisis. «Es un proyecto arriesgado, pero tenemos mucha fe», como explicó García. Mientras, la parroquia sigue con sus otros proyectos en marcha. «Esto viene a sumar, no a restar», puntualiza Piña. Por eso, Santo Tomás mantiene la iniciativa que está realizando desde hace cuatro años: el sostenimiento económico de una guardería de niños en Perú.