Editorial

Despegue alemán

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Alemania encabezó en 2010 la recuperación de los países industrializados después de la profunda recesión global al conseguir un incremento del PIB del 3,5% interanual -el mayor desde la unificación del país-, gracias al espectacular incremento de las exportaciones y al suave despegue de la demanda interna. La proeza es inaudita si se piensa que en 2009 el PIB alemán retrocedió un 4,7% y que el crecimiento medio de la UE en 2010 fue la mitad del alemán. En el pasado ejercicio, Alemania creó empleo -más de 200.000 nuevos puestos de trabajo netos- y limitó el déficit al 3,5%, lo que vulnera en medio punto el pacto de estabilidad, exceso que difícilmente puede justificar la política fuertemente restrictiva adoptada por Berlín. El principal motor ha sido el espectacular 14% de crecimiento en las exportaciones. En otras palabras: aunque ha comenzado a potenciarse la demanda interna, se ha dado la paradoja de que la 'locomotora europea' ha crecido en 2010 gracias a sus principales clientes de la zona euro. Un aspecto que obliga a Berlín a ponerse más activamente al frente de la defensa de un euro que ha contribuido a que los alemanes sorteen la crisis con llamativa facilidad.