Xavi e Iniesta deben recuperar la sonrisa después del varapalo del Balón de Oro. :: LA VOZ
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El equilibrio emocional, bajo sospecha

La decepción de Xavi e Iniesta es un hándicap en una eliminatoria a la que los sevillanos llegan con bajas pero dispuestos a dar la sorpresa El Barça recibe al Betis en Copa obligado a demostrar que el Balón de Oro no ha desunido al equipo

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Pep Guardiola intuía que la Gala del FIFA Balón de Oro 2010 no sólo iba a ser una fiesta del Barcelona y de su fútbol base por el hecho de que Messi, Iniesta y Xavi coparan el trío de candidatos. Eso de que compitieran tres jugadores suyos por el premio más prestigioso a nivel individual le inquietaba. La semana pasada se le escapó un pensamiento en voz alta en la rueda de prensa previa a la visita a Riazor que luego la web oficial del club obvió al publicar las declaraciones, señal inequívoca de que no había pasado el filtro de lo correcto para el club o para el equipo. Preguntado por el 'Balón de Oro', confesó: «Deseo de todo corazón que el lunes pase ya, que llegue el martes y que los tres estén contentos». Fue un comentario sincero que no encajaba en el envoltorio de luz y color que se le estaba dando a la gala. Se han cumplido sus dos primeras peticiones, evidentemente, pero no la tercera. Los tres no han vuelto contentos. Tras la sorpresiva entrega del trofeo a Messi, no por su indiscutible condición de número 1 del mundo, sino porque no entraba en ninguna quiniela, a Guardiola se le heló la sangre. Se alegró por el argentino, pero sólo en ese momento comprendió el alcance real de la decepción de Iniesta y de Xavi. Conoce los entornos de ambos jugadores. Su hermano, Pere, ejerce de hombre de confianza del de Fuentealbilla. Sabe cómo piensa la familia del de Terrassa desde hace más de una década. Los dos soñaron con ese 'Balón de Oro' hasta el último segundo, creyeron que era un pulso entre ellos porque Messi tenía el lastre del Mundial, pero la votación final fue cruel. Hubo lágrimas en los ojos de los familiares de los dos internacionales españoles. Leo, sorprendido porque en la edición de 2009 supo muchos días antes que el ganador era él y creía conocer el mecanismo, hizo un discurso de niño alucinado. No se había preparado nada y no mencionó a Xavi e Iniesta, que no sabían donde esconderse en una primera fila del Kongreshauss de Zurich que les exponía demasiado. Luego, antes de la medianoche, en el avión de regreso, sí brindó el trofeo a sus dos compañeros -«que se lo merecen tanto o más que yo»- con una copa de champagne en la mano.

Mejor a Messi

Seguro que Guardiola, tan previsor, tenía un plan psicológico para animar a Xavi si el vencedor hubiese sido Iniesta. O al contrario. El problema auténtico amenazaba con ser ese. De hecho, en los respectivos entornos había suspicacias por creerse perjudicados mediáticamente. Incluso Guardiola, invitado a 'mojarse' hace un mes, afirmó que «el mejor es Messi». Seguro que pensaba que era lo mejor que podía pasar al Barça para que no explotara una lucha de egos entre dos iguales. Y ganó Messi.

En este escenario visita el Betis el Camp Nou en la ida de los cuartos de Copa. No es un Segunda cualquiera, es el líder y eliminó a Zaragoza y Getafe. Pese a bajas importantes, como Emaná, Pepe Mel es optimista: «No viajamos a ver lo bien que juega el Barcelona sino porque pensamos que se le puede eliminar».