«Si llegamos a los Oscar es que algo hemos hecho mal»

Mientras Icíar Bollaín (Madrid, 1967) recoge el premio honorífico del festival Mujeres en Dirección en Cuenca, su marido, el guionista Paul Laverty, se queda en la habitación del hotel con sus tres hijos pequeños. La pareja se ha repartido el trabajo de la mejor manera posible en 'También la lluvia', la cinta más ambiciosa y redonda de una directora que siempre ha mostrado su inquietud por la sociedad que le ha tocado vivir. Luis Tosar, Gael García Bernal y Karra Elejalde protagonizan esta epopeya que narra el accidentado rodaje en Bolivia de un filme sobre Colón, justo cuando estalla la llamada 'Guerra del Agua'. Bollaín ha bregado con miles de extras en la selva de Cochabamba y conseguido un filme complejo y valiente. Un juego de espejos entre la colonización de América y la rapiña actual en nombre del capitalismo que llega a los cines el 7 de enero.

-Sostiene que Colón fue el primero en esclavizar a los indios.

-Está en los libros de Historia. Cuando yo lo estudié nos quedábamos en sus cuatro viajes y en la gesta de encontrar América. Pero después fue gobernador, y bastante malo por cierto; incluso los Reyes Católicos le prohibieron pisar La Española en el tercer viaje. Colón es un personaje curioso y complejo, con muchos ángulos, más allá del señor con la melenita que está en la Plaza de Colón.

-Todas las conquistas funcionan igual.El Fondo Monetario Internacional habla de sostenibilidad, pero la agenda es privatizar para que las empresas tengan una buena cuenta de resultados. La idea es sacar beneficio, no favorecer el desarrollo. En el siglo XV y ahora. Colón, más allá de que esclavizara, estaba apoyado por una gente que lo financiaba además de los Reyes Católicos. Y esa gente esperaba algo de sus hazañas. En su segundo viaje le acompañaban diecisiete barcos llenos de caballeros interesados por el oro del que les habían hablado. Gente ambiciosa, machacada de guerras. Fue un viaje económico, en busca de una ruta nueva y riquezas. Y seguimos igual.

-En vez de la Corona, expolian las multinacionales.

-Y en vez del oro buscan agua, que acaban de declararla bien de la Humanidad. Hay millones de personas en el mundo sin acceso al agua potable, es motivo de guerras y va a más, porque los recursos se contaminan y se acaban.

-'También la lluvia' se burla del cine social, ese al que se les adscribe a usted y a Paul Laverty.

-Lo de cine social me suena tan aburrido y plomizo... Un viernes por la tarde no dices que vas a ver cine social, vas al cine. Las etiquetas son reductoras. Todas las películas tratan de la realidad, aunque sea por omisión. 'Te doy mis ojos' y 'También la lluvia' tocan temas de la sociedad. En esta hay ironía y también un pequeño homenaje a la figura del productor, siempre tan denostada. El personaje de Tosar toma contacto con otro ser humano que necesita ayuda. Y entiende que si no se la da, no podrá mirarse al espejo.

-¿Se sintieron alguna vez como el equipo de rodaje de la película, los europeos prepotentes que llegan al Tercer Mundo?

-Éramos conscientes de que no podíamos hacer lo mismo que el equipo de la película. Hablamos con poblaciones que siguen teniendo problemas con el agua. Ellos nos propusieron que no solo se pagara a los extras, sino también a las comunidades de donde venían, que la suerte no tocara a unos pocos. Nos pidieron ladrillos para una escuela, un camión cisterna... Fue toda una lección.

-¿Le quita el sueño representar a España en los Oscar?

-Me deja impresionada la ilusión que está despertando. Le digo aPaul que si salimos elegidos es que algo hemos hecho mal, ja, ja. Es muy difícil. Sería muy gracioso que una película así acabase allí.