Sociedad

HASTA SIEMPRE MR. BERLANGA

Con la muerte del director los españoles hemos perdido al mejor cronista del país

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Tenemos muchísima suerte de haberte conocido. Tenemos suerte de haber caminado por Villar del Río. De soñar con que los Reyes Magos disfrazados de Mr. Marshall iban a hacer realidad nuestros pequeños deseos. Incluso tenemos que agradecerte que nos subieras a un motocarro en Nochebuena y aceptásemos de buen grado el frío, en una ciudad de provincias.

Nos dijiste no a la pena de muerte cuando desgraciadamente aún en nuestro país se aplicaba el garrote vil y trataste con ternura los milagros en los años en que la Iglesia y el Estado se confundían.

Siempre fuiste independiente. De cada una de tus películas tengo algo que recordar. No sólo al imperio austrohúngaro. De cada una de ellas tengo una escena, un diálogo, una frase que me hace sonreír y reafirmarme en lo sabio que eras.

Nadie ha conocido mejor a las gentes de este país que tú. Has caricaturizado todo lo intocable porque en el fondo lo que nos gusta a los españoles es reírnos de nosotros mismos. Nos reímos del fracaso y las miserias de los otros aunque seamos nosotros mismos los que las padezcamos.

En tu 'Vaquilla', que no superó la censura franquista previa y que finalmente pudiste estrenar avanzados los ochenta, vemos una guerra diferente, un acercamiento a los dos bandos y la mirada nunca destructiv, sino siempre llena de ternura hacia tus personajes. Son muchos y todos hablan a la vez.

Haces que no haya protagonistas, que cada actor tenga su minuto de gloria.

Antes de que estuviésemos en tu guerra civil encerraste a todos los españoles en la 'Escopeta nacional', y en las otras dos películas que completaronesa maravillosa la saga. Juegas con aristócratas, políticos, empresarios, curas, starlettes u obsesos sexuales.

Pegas palos a diestro y siniestro pero no lo haces con maldad e incluso eres capaz de llevarlos a todos a la cárcel, cuando la corrupción todavía no había crecido a los extremos que alcanzaría después.

Siempre supiste sacar la sonrisa al espectador, pero tu cine, además, nos ha ayudado a que fuésemos capaces de preocuparnos por lo que ocurría a nuestro alrededor.

Siempre, decía, la sonrisa, pero hay excepciones en que tus obras nos hablan de soledad y de incomunicación. Hay un 'Tamaño natural' en todos nosotros cuando se produce el paso del tiempo.

Tú lo contaste y también nos dijiste «os dejo mi testamento», con mis obsesiones, mis deseos y en definitiva, mi mundo.

Ese mundo es el de todos nosotros, los españolitos de a pie, que en este sábado de otoño, hemos perdido a su mejor cronista. Muchas gracias Mr. Berlanga.