Varios jóvenes protestan, ayer, en una calle del centro de El Aaiún. :: EFE
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«Vivimos una auténtica guerra»

Mujeres con bebés en brazos y ancianos huyeron como pudieron del campamento al iniciarse el ataque por sorpresa por tierra y aire

RABAT. Actualizado: Guardar
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No había amanecido aún en Gdaim Izik, cuando el ruido de los helicópteros despertó a los alojados en el campamento de protesta saharaui. «No hemos tenido tiempo de nada. Había mujeres, niños y ancianos que han tenido que salir atropelladamente como han podido. Ha sido el caos absoluto». Brahim Ahmed, representante del comité que ha organizado durante un mes el asentamiento, parece agotado al otro lado del teléfono, y también apesadumbrado. «La violencia de hoy (por ayer) no va a solucionar nada, porque cuando quieres defender tu dignidad, no te importa la tortura o la agresión», decía con pesadumbre.

«No ha quedado ni una sola tienda en pie», aseguraba la activista Isabel Terraza, que se sorprendió al ver «la cantidad de niños y bebés que había en el campamento, algunos incluso de menos de un mes, y mujeres embarazadas». Un helicóptero «lanzaba gases lacrimógenos y muchos policías nos tiraban piedras», afirmó la española, para quien se vivieron auténticas «escenas de pánico». El violento desalojo del campamento provocó un éxodo de miles de personas, que recorrieron por el desierto y a pie los 15 kilómetros que separan el acantonamiento de la ciudad de El Aaiún.

Fuentes españolas en la capital del Sáhara Occidental aseguraban a última hora de la tarde de ayer que la situación en la ciudad era «dantesca, lo peor que se había vivido en décadas», y temían por lo que pudiera ocurrir durante la noche.

«Hay fuego por todas partes. Lo de hoy (por ayer) ha sido una auténtica masacre», señalaba Abdalahi Jouda, del Comité de Defensa del Derecho de Autodeterminación del Pueblo del Sáhara Occidental (Codapso). «La gente está muy asustada -añadía Brahim Ahmed- porque la Policía ha entrando casa por casa destrozándolo todo y pegando y deteniendo a la gente». Según el activista, muchos heridos no se atreven a acudir al hospital por miedo de ser arrestados.

«Estamos escondidos

«Ahora mismo estamos escondidos, y por nuestra seguridad cambiamos constantemente de alojamiento, ya que la Policía nos busca», aseguraba Terraza, que estaba acompañada de otros miembros de la asociación Resistencia Saharaui. «Lo que estamos viviendo en El Aaiún es una auténtica guerra», sostenía mientras afirmaba haber visto cómo civiles marroquíes prendían fuego a las viviendas de algunas familias saharauis. «Durante todo el día se han oído disparos, y no solo de pelotas de goma, sino fuego de verdad», señalaba Jouda por teléfono, mientras que al fondo se escuchaba una explosión.

El activista atestiguó que las fuerzas de seguridad «han detenido y torturado a numerosos saharauis», muchos de los cuales son simples civiles y no tienen relación alguna con las organizaciones pro independentistas de la región. Poco después de hablar con este diario el domingo, el activista Naama Asfari, del colectivo Corelso, fue «torturado hasta perder el conocimiento», según el Polisario.

«Los manifestantes han roto todo lo que encontraban a su paso en la calle, e incluso se han lanzado al pillaje», manifestaba, por su parte, Reda Taujni, presidente de la Asociación Sáhara Marroquí (ASM), quien afirmaba que los saharauis amotinados en las calles de El Aaiún «han aprovechado para entrar a robar en las tiendas».