Ramon Jáuregui dialoga con Soraya Sáenz de Santamaría a su llegada ayer al Congreso. :: MATÍAS NIETO
ESPAÑA

Arrecia la presión dentro del PSOE para que Zapatero sea su candidato

Ramón Jáuregui, Marcelino Iglesias y José Antonio Alonso apuestan por su candidatura

MADRID Actualizado: Guardar
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José Luis Rodríguez Zapatero sigue sin abrir la boca, pero tiene a su nuevo 'ejército' de portavoces trabajando a pleno rendimiento para enterrar un debate que se resiste a morir, el de si será o no el candidato socialista en las próximas elecciones generales de 2012. A las voces del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y del secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, de la víspera, se sumaron ayer tres más, y de peso, las del vicesecretario general, José Blanco, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, y el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso.

La tarea de explicación que el jefe del Ejecutivo ha encargado a los suyos tiene en este asunto uno de sus mayores retos. La dificultad no es que los dirigentes socialistas tengan que hacer entender una decisión tomada, como en el caso de las reformas económicas, sino que se enfrentan al vacío de la duda. Un vacío que todos suplen de la misma manera. «No hace falta decidir nada. Está bastante claro para nosotros y para el partido que nuestro líder natural es Zapatero y vamos a jugar con él», remarcó Jáuregui.

El problema es lo que vino a continuación. «Si eso no es así al final se sabrá -añadió en una entrevista en Telecinco- pero en este momento nuestra baza es esa y vamos a jugar con ella».

La incertidumbre, pues, sigue viva entre los socialistas sin que nada haga pensar que el presidente del Gobierno va a romper su hermetismo para despejar las dudas de sus correligionarios. Nadie en el PSOE se atreve a afirmar qué hará definitivamente el jefe del Ejecutivo, aunque sean muchos los que den por hecho que Zapatero no está en condiciones de abandonar el barco y que la lealtad al partido le obligaría a volver a someterse a las urnas, para lo bueno o para lo malo.

Por si acaso, apenas uno de los supuestos posibles sucesores ha optado por descartarse. Lo ha hecho José Blanco, varias veces, para salir del paso ante preguntas incómodas. Pero no lo hizo Rubalcaba el pasado viernes cuando, en su estreno como portavoz tras el Consejo de Ministros se limitó a afirmar que no hablaría de ese asunto porque ni ahora es el momento ni era el lugar «El hombre propone y Zapatero dispone. Si se me pide un esfuerzo, lo hago. Todo lo que tengo y soy lo voy a dar por este Gobierno», dijo.

Mantener el efecto

Tampoco se ha quitado de en medio la ministra de Defensa, Carme Chacón, otra de las favoritas en las quinielas que manejan los socialistas. De hecho, su decisión de salir a la palestra justo cuando arreciaban las demandas de los 'barones' territoriales del PSOE para que Zapatero diera un paso al frente y su afirmación de que España está preparada para tener una mujer al frente del Ejecutivo no pasaron desapercibidas para nadie en supartido. Máxime cuando, hasta ahora, la mnistra de Defensa se había prodigado muy poco en los medios de comunicación.

Otras fuentes socialistas, en cambio, descartan a la titular de Defensa y afirman que su futuro político no está en Madrid sino en Cataluña al frente del PSC si el descalabro electoral de José Montilla que prevén las encuestas se confirma en las autonómicas del 28 de noviembre.

Con estos mimbres, los socialistas están obligados a lanzar un mensaje que no desinfle el efecto político de la remodelación del Gobierno, pero con la incógnita de la candidatura abierta. José Blanco afirmó lo que ya dijo Rubalcaba en Santander: «Tenemos todas las posibilidades de ganar en 2012 con Zapatero». Y José Antonio Alonso defendió que su partido no tiene problema alguno de liderazgo. «Tenemos un líder acreditado, que es Zapatero, entre otras cosas, porque se está dejando la piel en la lucha contra la crisis», remachó.