Opinion

A mi querida amiga Ani

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Hoy hace una semana que te marchaste de nuestro lado, perdiste (desgraciadamente) la batalla a esa cruel enfermedad y nos dejaste, a tu familia y a tus amigas con el alma sola y desolada. Porque siempre es muy triste que se nos vaya un ser querido, pero perder a una persona que era la bondad y la ternura personificada cómo eras tú es doble dolor. ¿Dónde vamos a encontrar a otra persona que tuviera tantas virtudes y cosas bonitas en el interior de su alma como tenías tú? Estoy segura que en el Cielo hay un nuevo ángel que cuidará y protegerá a sus seres queridos, especialmente a esos tres hombres que lloran desolados y con mucha nostalgia a su esposa y madre. En otro plano estamos el resto de tu familia y tus amigas, y como amiga te agradezco tantas mañanas de charlas que tan bien me hicieron, pues con tu infinita paciencia y temple me hacías ver la vida con más alegría. Aunque yo a veces fuera un poco decaída, tu alegría siempre me contagiaba. Agradecerte también esa herencia que durante tu lucha me has dejado, y son dos amigas, seres queridos especiales que en los últimos tiempos fueron como unos ángeles de la guarda para ti.