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Uruguay silencia las sospechas

Los 'charrúas' se imponen a México y destierran el run run del pacto, que no hizo falta para sellar el pase de los dos equipos a octavos

RUSTEMBURGO. Actualizado: Guardar
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Uruguay y México defenderán con honor y limpieza al fútbol latinoamericano en octavos de final del Mundial de Sudáfrica. Daba igual porque Sudáfrica no obró el milagro ante Francia, pero los contendientes ofrecieron una lección de 'fair play' y desatendieron la tentación de jugar a empatar. Se midieron en buena lid y ganaron los 'charrúas' gracias a un testarazo de Luisito Suárez. La amenaza latente de Argentina condicionaba cualquier pacto en Rustemburgo. Veinte años han tenido que pasar para que la 'Celeste' vuelva a estar entre las 16 mejores del planeta. La 'Tri', en cambio, repite éxito por quinta edición consecutiva.

A diferencia de lo que ocurrió en la 'vergüenza de Gijón' del 82, un atentado de alemanes y austriacos contra el deporte y los argelinos, esta vez hubo fútbol en el corazón minero de Sudáfrica. Se celebró un partido malo, pero partido al fin al cabo, bajo la autoridad de la familia real de los Bafokeng, que recibe un porcentaje de los ingresos que genera la explotación del platino y posee el estadio del Mundial. Ni el 'Vasco' Aguirre ni 'El Maestro' Tabárez tenían necesidad, ni deseo, de ensuciar sus trayectorias con uno de esos acuerdos que se graban en la historia negra.

El ambiente en las gradas tampoco invitaba al tongo. ¡Dale, México querido!, rezaba una enorme pancarta situada en el primer anfiteatro. ¡Sabemos cumplir!, respondía una minoría uruguaya, alucinada cuando su portero sacaba bajo el grito atronador de «¡puto!», equivalente en el 'argot' mexicano a ese «cabrón» tan nuestro. Y la mayoría sudafricana rezaba por la victoria de alguno y la goleada de los suyos.

Sin tregua

Desde luego que el partido comenzó con un ritmo que hacía desterrar la idea del acuerdo tácito para empatar a nada y evitar cualquier peligro de eliminación. El tiro de Márquez a los 22 segundos dejó patente que México quería ganar y acabar líder. Igual que el disparo de Giovanni al travesaño. Y el codo que soltó el deportivista Guardado en una disputa aérea y dejó a Pérez con la cabeza sangrando, tampoco tenía mucha pinta de amistoso.

A los 'charrúas' sí que les servían las tablas porque así se garantizaban el liderato y evitar otra batalla del Río de la Plata. Por eso salieron algo más agazapados, con la defensa como primera premisa y el contragolpe sólo cuando se podía. Forlán no estuvo tan activo como frente a Sudáfrica, más pendiente de echar una mano al centro del campo que de acompañar a Luis Suárez.

Tanto querían atacar los de Aguirre que se vieron sorprendidos antes del descanso. Excelente internada de Cavani y testarazo franco del joven delantero del Ajax por el que se pelean varios clubes en Europa. Tras el gol, las vuvuzelas sonaron con más fuerza que nunca. Sudáfrica vencía 2-0 a la desarraigada Francia y la hazaña era posible. Pero tras el descanso llegó la calma. Todo siguió como estaba. El organizador llora su eliminación, pero el deporte celebra que se mantenga vivo su espíritu.