Kaká tampoco pudo brillar con la selección brasileña, aunque le quedó el consuelo de la victoria. :: AFP
MÁS FÚTBOL

La 'samba mecánica' tampoco asusta

La 'furia comunista' resistió casi una hora frente a un pentacampeón tedioso

JOHANNESBURGO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No hubo milagro en Johannesburgo, aunque los norcoreanos protagonizaron casi una hora de heroica historia. La 'samba mecánica' pudo con la 'furia comunista' en otro partido que siguió la tónica de este Mundial: tedioso y marcado por un clamoroso error del portero que derribó el muro de los 'chollima' (mítico caballo alado), elevó algún millón más el coste de Maicón y alivió a Dunga, que gana pero no convence ni a la exigente crítica ni a la exquisita afición de la 'canarinha'.

Quizá porque el frío de un invierno a 1.750 metros les congeló hasta las ideas, o más bien porque el estilo 'azzurro' que propone Dunga tampoco no da para mucho más, el caso es que los brasileños tardaron un mundo en buscarles algún resquicio a los norcoreanos, con una defensa a prueba de bombas. Ya lo demostraron en la clasificación, donde encadenaron hasta seis partidos sin encajar un gol.

Gana pero no gusta

Ha ganado en dos años la Copa América y la Confederaciones, se ha clasificado sin apuros para el Mundial y opta al título, como siempre, pero es normal que este Brasil no guste ni a la exigente crítica, ni a la exquisita afición. En el país de la imaginación, de la fantasía, de la alegría, chirría ver a jornaleros como Gilberto Silva o Felipe Melo de organizadores.

Brasil arrancó el Mundial del caos lento, casi parado, muy reservón. Jugó al pie, sin movimientos, sin desmarques. Kaká fue fiel reflejo de la estrella que se apagó en el Madrid. Confirmó que no se había borrado en España para brillar en el Mundial. Estaba mal y sigue fatal, aunque un hombre de su calidad puede volver cualquier día. Acabó sustituido por Nilmar.

Sólo Robinho, el único titular de la 'verdeamarela' que ahora no milita en Europa y disfruta de sus costumbres en el Santos, elevó en la tediosa primera parte el sonido monótono de las vuvuzelas. Ni una gran ocasión de gol en todo el primer acto.

Los disciplinados futbolistas del Politburó, ese 'ejército rojo' de hombres que se matan por la causa, por su Amado líder, aprendieron la lección ofrecida por sus compatriotas hace 44 años. Querían hacer el 'partido de sus vidas'. Imitar a los héroes que derribaron a la Italia de Mazzola en el 66, que ocupan hoy cargos militares o cobran pensiones vitalicias.

Aquél duelo histórico se ha repetido hasta la saciedad en la televisión nacional de Pyongyang, donde, al parecer, tenían que piratear la señal de Corea del Sur para poder seguir el Mundial africano.

Además de defenderse sin que ni siquiera la sangre derramada por alguna brecha en la rodilla les hiciera detenerse, los asiáticos lanzaron algún contragolpe. Se mostró mucho Tae Se, el japonés nacionalizado, y dejó algún destello Hong Yong Jo, el delantero que viene de Rusia y al que apodan el Rooney asiático. Exagerados hay en todas partes, de todos los colores y de todas las tendencias.

Dunga se abrazó con los pretorianos de su banquillo cuando maró Maicon. Brasil salió con algo más de empuje en la reanudación y acertó pronto. Elano vio la incorporación del deseado lateral derecho de Mourinho y el todavía interista sorprendió a todos. Un centro-chut qu se comió Myong Guk, quien dejó todo su palo descubierto.

Es de suponer que esta vez no echarán la culpa al veneno del Jabulani. Todo fue más sencillo ya para los pentacampeones, que sentenciaron con un bonito gol. Gran pase de Robinho y excelente finalización, de primeras, de Elano, volante de Galatasaray. Brasil arranca líder pero tampoco asusta. Hasta encajó un gol que puso picante al final. Llega la hora de España.